Carlos Peña atribuye a Michelle Bachelet una “alta cuota de responsabilidad” en la derrota de Lagos
El columnista dice que “ella, con el buenismo silencioso de que ha hecho gala en este segundo mandato, ha contribuido a una mala comprensión da la modernización e Chile”.
El rector de la Universidad Diego Portales venía desde hace tiempo analizando el simbolismo de la candidatura de Ricardo Lagos.
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Luego de la elección del comité central del PS, que optó por apoyar a Alejandro Guillier y no a Lagos para las primarias de la Nueva Mayoría, y que desencadenó la renuncia del ex presidente de a la carrera por La Moneda, Carlos Peña presentó su análisis en una columna en El Mercurio.
“La derrota del ex Presidente Ricardo Lagos es de las cosas más significativas del último tiempo”, dice el rector.
A juicio de Peña, “Lagos decidió ser candidato porque advirtió que lo que estaba en juego era una cierta concepción de la izquierda en Chile y en América Latina”.
El columnista sostiene dice que una de estas izquierdas fue “liderada por Lagos” y “es amistosa con la modernización capitalista y al mismo tiempo consciente de las patologías que ella supone […] que aprendió que la política democrática no necesita una escatología, que la modernidad, le pese a quien le pese, está atada al mercado”.
Opuesta a esta izquierda, Peña advierte una que “piensa la política como atada a una escatología a un horizonte final, la sustición del capitalismo […] Se trata de una concepción para la cual la política es una actividad religiosa”.
Además, el rector opina que existe una tercera izquierda, que denomina “light”. Y que esa fue la que en definitiva triunfó en el comité central del PS. A juicio de Peña, la “izquierda chilena parece atrapada o por el buenismo (la idea de que la po{itica es cosa de buenas intenciones) […] o por un pragmatismo a ras de encuestas”
Y agrega: “para el buenismo y el pragmatismo” el ex presidente Lagos representa a “su peor enemigo”.
En este sentido, Peña dice que “la derrota de Lagos ensombrece el futuro de la izquierda en Chile”. Además, agrega que “la presidenta Bachelet tiene una alta cuota de responsabilidad. Ella, con el buenismo silencioso de que ha hecho gala en este segundo mandato, ha contribuido a una mala comprensión da la modernización de Chile, y con ello a devaluar la gestión de quienes le antecedieron”.
