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Thomas Piketty, por impuestos progresivos e inversión de calidad en educación

En entrevista con Pulso, que reproducimos a continuación, el economista francés y autor de “Capital en el Siglo XXI” habla de la concentración de la riqueza y de su propuesta de impuestos progresivos como única fórmula para combatirla.

Por:

5 Mayo, 2014

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“Está bien ser un rockstar”, dice medio en broma, medio en serio Thomas Piketty, el economista francés que en las últimas semanas ha alcanzado fama mundial por su libro “Capital en el Siglo XXI”. Incluso, algunos lo han comparado con Carl Marx.

La publicación en inglés de la obra tuvo que ser adelantada y la edición en español será lanzada en nuestra primavera. Y es que “Capital en el Siglo XXI” se ha tomado el primer puesto de la lista de los 100 más vendidos de Amazon, ganándole incluso a libros de ficción como la exitosa saga “Game of Thrones”. Experto en ingresos, riqueza y desigualdad, su libro ha causado tanto revuelo, en parte, porque acusa al actual sistema económico de fomentar la desigualdad de los ingresos. Más allá del debate ideológico, la obra de Piketty hace una recopilación de datos de 20 países desde la Revolución Industrial hasta ahora, concluyendo que el actual sistema ha llevado a mayor desigualdad en el mundo y que la creciente inequidad no parece tener piedra de tope. No es primera vez que Piketty entra en este tipo de temas.  Ha publicado varios libros acerca de la desigualdad y la distribución de la riqueza. “Introducción a la teoría de la redistribución de la riqueza” o “La economía de la desigualdad” son algunos de ellos.

Este miércoles, Piketty cumple 43 años. El profesor de la Escuela de Economía de París y de la escuela de Estudios Avanzados de Ciencias Sociales (EHESS), y cercano a los políticos socialistas de su país (fue asesor económico de Ségolène Royal en las presidenciales de 2007) se ha convertido en todo un fenómeno, llegando al punto de agotar entradas para una conferencia en el Centro de Graduados de la City University de Nueva York donde se reunieron los más serios economistas de EEUU para discutir acerca de su libro.

Para el economista francés nos encontramos en los nuevos “años dorados” o como a él le gusta llamarlos, una segunda “Belle Époque” caracterizada por el sorprendente aumento de la riqueza del 1% más rico.

Con poco tiempo, y en un tono más bien serio, Piketty conversó por teléfono con PULSO desde París. “Realmente traté en el libro  de proveer y reunir mucho material histórico sobre estos temas para hacerlos accesibles a los lectores”, dijo. “Estoy muy contento de que mucha gente quiera leerlo y espero que no lo pongan en un estante y que de verdad lo lean”, agrega.

Algunos plantean que el libro es una continuación del libro “Capital” de Carl Marx ¿Qué le parece que lo comparen con Carl Marx? “Es una tontería”, responde tajantemente. Piketty se reconoce como de la generación post marxista y entre sus ideales, identifica  la tarea de hacer que el capitalismo y el sistema de mercado estén al servicio de las democracias y no al revés. “Hay que escapar de esos conceptos antiguos de marxismo y anti marxismo, ese periodo ya pasó y pertenecemos a la generación siguiente”, dice.

TODOS HABLAN DE PIKETTY
Prácticamente no hay columnista de renombre  que no haya hecho referencia a Piketty en sus artículos en el último tiempo.

Martin Wolf, editorialista principal del diario británico Financial Times, en una de sus últimas columnas opinó que la reacción al libro muestra una creciente ola de ansiedad (sobre el tema de la desigualdad) criticando que el autor “muestra una casi nula atención a por qué la inequidad es importante o si su reducción puede pesar más que los eventuales beneficios”.

En tanto, la columnista Gillian Tett, del mismo medio, relató la efervescencia que ha generado el economista francés asegurando que “la Casa Blanca y el Departamento del Tesoro estadounidense han conversado con el economista. Un segmento completo del programa Morning Joe en horario prime reflexionó sobre su mensaje de reforma fiscal. El interés ha sido tan elevado que la New York Magazine lo calificó de “Rock-Star Economist”.

El economista cabeza de los liberales o progresistas en EEUU, Paul Krugman declaró en New York Books que “su influencia es muy profunda” y en The New York Times aseguró que “Capital en el siglo XXI” será el libro económico más importante del año y probablemente de la década”.

“Soy mejor analizando el pasado que el futuro”, declara de inmediato Thomas Piketty cuando se le pregunta cómo serán las economías avanzadas de aquí a veinte años. “Mi libro es realmente acerca de la historia de los ingresos y la riqueza en veinte países desde la Revolución Industrial y al final trato de sacar lecciones. Lo que sé es que la tendencia de aumento de los ingresos de los más ricos en países como EEUU no parece haberse acabado”, asegura Piketty al teléfono desde la capital francesa. Y sentencia: “al parecer continuará”.

¿Por qué?
Si se mira entre 1980 y 2010, la proporción de los ingresos totales que iban al 10% más rico ha aumentado de un 30-35% a un 50% del ingreso total en EEUU. Pero francamente no sé si aumentará al 60% o 70% o si se detendrá en el 50% o 55% dentro de los próximos 20 años. Lo que sí sé es que la tendencia no parece haberse detenido y que esto es muy muy grande. Se está transformando en la concentración de ingresos más alta que se haya visto en la historia. Otra evolución que investigo en mi libro viene de la tendencia de que la tasa de retorno del capital es más alta que la tasa de crecimiento, así que particularmente en los países más ricos donde las tasas de crecimiento son relativamente bajas, y donde la población crece lentamente, la tasa de retorno de capital tiende a ser mayor. Durante las últimas dos o tres décadas, los dueños de las mayores riquezas han aumentado tres veces más rápido que la riqueza promedio en total en EEUU y Europa, pero también a nivel global. No hay un proceso natural por el que esto debiese parar. Llegado cierto punto, si hay un aumento de la concentración de la riqueza, esto tiene que parar, pero nadie sabe cuándo. Algunos parecen creer que sólo debiésemos intentar aumentar las tasas de crecimiento, pero no hay ninguna razón para que las tasas de crecimiento sean tan grandes como las de retorno. Debiésemos también tener otro plan, no es razonable sólo esperar que esta increíble coincidencia ocurra. Uno de los mensajes de mi libro es que debiésemos ir por más transparencia financiera y buscar colectivamente la cooperación global y un sistema de impuestos para evitar este aumento en la concentración de la riqueza.

¿Le parece que algunos países, dada su cultura e idiosincrasia, son más propensos a la desigualdad? 
No. La identidad nacional puede cambiar. Cuando se hace una comparación entre Norteamérica y Europa, por un muy largo tiempo antes de la Primera Guerra Mundial, Europa era mucho más desigual que Estados Unidos. En el curso del siglo XX, Europa instauró instituciones sociales más inclusivas que EEUU. Estas cosas cambian, y mucho más rápido de lo que creemos. Creo en las instituciones democráticas, ningún país está condenado a la desigualdad.

Chile es uno de los países con mayor desigualdad de la OCDE ¿Le parece que incrementar los impuestos a las empresas para financiar una reforma educacional reduciría la desigualdad? Le pregunto porque acá se está discutiendo una reforma tributaria que aumentaría los impuestos a las empresas y la base sobre la que tributan…
No conozco lo suficiente de Chile para tomar alguna posición. Pero me parece que no hay ningún ejemplo de crecimiento de economías exitosas que no inviertan mucho en el sistema educativo. La idea de que los mercados se preocupan de todo es errada. Los mercados pueden hacer un montón de cosas, pero hay otras que no. Una de las lecciones de la historia de la desigualdad es que hay numerosas alternativas posibles acerca de cómo cambiará la desigualdad. Al final depende de las instituciones y en particular de las instituciones educacionales y fiscales que tengamos.

Pero en términos generales, ¿el alza a los impuestos a las empresas reduce la inversión y, por ende, el crecimiento?
No necesariamente. Depende de qué nivel de impuestos se establezca para las empresas. Al final, se necesita que tanto los impuestos a las empresas como los impuestos a los ingresos personales y a la riqueza estén en un cierto nivel. Una limitación de los impuestos a las empresas es que generalmente se mantienen las tasas de impuestos a todos por igual. Lo bueno de los impuestos a los ingresos personales es que los pueden ajustar de una manera más proporcional. No hay una sola solución. Depende del país y el contexto en particular.

¿Cuál es la receta para reducir la desigualdad en los países de ingresos medios como Chile? 
La inversión en educación es absolutamente clave; inversión de calidad en una educación libre, pero también necesita otros componentes.

¿Cuáles?
Se necesitan impuestos progresivos, tasas de impuestos más altos a los ingresos más altos y también tributación progresiva de la riqueza, con tasas más altas  a la riqueza personal. Por un largo tiempo, empezando en los años de Ronald Reagan en los ochenta y luego de la caída de la URSS en los noventa, la tributación progresiva fue desplazada y considerada como algo del pasado. Eso fue errado. Tenemos que repensar el rol de los impuestos progresivos incluyendo a los ingresos medios.

¿Cómo?
Hay que pensar, y tratar diferente a la clase media y la clase que está mucho más arriba. Las tasas para los impuestos progresivos debiesen ser muy altas solo para los ingresos altos. Me parece importante repensar esta experiencia, mirar la investigación en EEUU entre los años treinta y los ochenta. Durante medio siglo las tasas de impuestos a los ingresos era en promedio 82%. Eso no mató el capitalismo americano.

¿Cómo lo explicaría?
Fue aplicado solo a quienes tenían ingresos muy altos, cerca del equivalente de US$1 millón de hoy. A ese nivel de ingresos, no compensas el rendimiento de la productividad, más comúnmente compensas la codicia en el sector financiero. Hay que tomar el caso de EEUU desde 1980 en que las tasas de impuestos se redujeron mucho: los ingresos excesivamente altos aumentaron y la desigualdad subió en todas partes. El comportamiento del PIB per cápita ha sido particularmente rudo en las últimas dos o tres décadas en EEUU; si no me equivoco ha habido un 1,5% de crecimiento del PIB per cápita. Una gran parte de este crecimiento va a los más ricos, lo que no es muy positivo para el resto de la población. En el caso de EEUU, un gran porcentaje del crecimiento entre 1980 y 2010 fue absorbido por el 10% más alto. Este es un ejemplo que muestra que probablemente invertir en educación no es suficiente y que la tributación progresiva sobre los ingresos excesivos es quizás la única forma de evitar este proceso.

¿Cómo se puede implementar un impuesto global a la riqueza? Siempre habrá países “free riders”, orientados a mantenerlos bajos para atraer la inversión…
No tiene que ser global. Se puede hacer mucho a nivel de cada país. Es más fácil si se es un país grande. Si se mira EEUU o la Unión Europea, el primero es un cuarto del PIB mundial; pueden hacer mucho. En los países europeos es más difícil porque son más pequeños y deben hacer las cosas en conjunto. Por ejemplo, si se considera el caso de los bancos suizos, hace cinco años las personas decían que no sucedería nada y que el secreto bancario se mantendría siempre. Pero el gobierno de EEUU dijo a los bancos suizos que si seguían haciendo eso y no entregaban la información que necesitaban de los activos que hay en las cuentas, les quitarían su licencia bancaria y no podrán hacer negocios en EEUU. Entonces los bancos suizos decidieron romper el secreto bancario y entregar la información. Esto demuestra que las cosas pueden cambiar si se aplican las sanciones adecuadas. ¿Es fácil? No. Pero, ¿es imposible? Tampoco. Es más importante para los países de ingresos medios y los países con ingresos bajos que a veces pierden mucho dinero con los impuestos y la opacidad financiera.

Fuente Diario Pulso

 

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