Dos bandas brasileñas, “más violentas que el Tren de Aragua” podrían llegar a Chile: La advertencia de exministro de Interior peruano

Vargas fue enfático al señalar que en Perú y Chile siempre han existido agrupaciones criminales, pero el actuar de las de ahora es de extrema violencia. “Antes te hurtaban el celular, a veces hasta con maestría, pero ahora te matan por el celular”, señaló.
El exministro del Interior de Perú, Rubén Vargas Céspedes, advirtió sobre la posible presencia en Chile de dos organizaciones criminales brasileñas que, según sus palabras, son “más violentas que el Tren de Aragua”.
Vargas fue enfático al señalar que en Perú y Chile siempre han existido agrupaciones criminales, pero el actuar de las de ahora es de extrema violencia. “Antes te hurtaban el celular, a veces hasta con maestría, pero ahora te matan por el celular”, señaló.
El exministro también apuntó a que en ambos países se facilitó el ingreso por pasos fronterizos, lo que dereivó, a su juicio, en “discursos populistas” respecto de la migración.
Organizaciones brasileñas
En este sentido, Vargas identificó al Primer Comando Capital y al Comando Vermelho como las principales amenazas emergentes. Estas organizaciones, con origen en Brasil, han superado al Tren de Aragua en peligrosidad y sofisticación.
A juicio de Vargas, el Tren de Aragua parece una barra brava al lado del Primer Comando Capital, que califica como una estructura criminal jerárquica, territorial y extremadamente violenta, con dominio sobre economías ilegales como el narcotráfico, la trata de personas, la minería ilegal y el contrabando de cigarrillos, incluso desde Paraguay hacia Chile.
Advertencia para Chile
Según el exministro, estas bandas no solo están instaladas en Brasil y Bolivia, sino que ya tendrían presencia en Chile, ingresando de forma gradual y silenciosa. En ese sentido, plantea que la circulación de cigarrillos paraguayos en territorio chileno podría ser una pista de sus operaciones.
Sobre las lecciones que Chile podría aprender del caso peruano, Vargas recomendó tres medidas clave:
Coordinar una estrategia conjunta entre la policía y la fiscalía para investigar y sancionar a estas bandas.
Actualizar el marco legal para enfrentar nuevas formas de criminalidad, evitando caer en el populismo penal.
Revisar la política penitenciaria, a fin de impedir que las cárceles se conviertan en centros de operación del crimen organizado, como ya ocurre en Perú, Ecuador y Brasil.
Finalmente, el exministro llamó a una coordinación regional más decidida para enfrentar al crimen organizado transnacional.
“Nuestras fronteras son autopistas liberadas para estas bandas. Sin cooperación regional, seguiremos reaccionando tarde y mal frente a enemigos globales”, advirtió.
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