Te llevo para que me lleves: Gustavo Cerati y su máxima expresión de amor

Un disco nacido entre el amor y la paternidad: en “Amor Amarillo”, Gustavo Cerati plasmó su relación con Cecilia Amenábar y la llegada de su hijo Benito, dando inicio a una etapa íntima y renovada tras el receso de Soda Stereo.
En 1990, Soda Stereo lanzaba Canción Animal, consagrando su exitosa carrera durante los 80´s, pero marcaría el inicio del fin de la agrupación argentina, luego una década cargada de hits, pero también de tensiones en el trío.
Así, luego de la gira del álbum, la banda trasandina decidió entrar en un receso, donde Gustavo Cerati explotaría su faceta solista y aunque en un momento señaló que no iniciaría su camino en solitario, lo cierto es que en 1993 lanzó el primero de sus publicaciones sin Zeta Bosio y Charly Alberti.
En Amor amarillo, el vocalista explotó su lado más romántico, donde dedicaría casi todas las canciones a su esposa, la artista chilena Cecilia Amenábar, y especialmente a sus hijos Benito y Lisa.
Cerati y su carta de amor
El álbum fue grabado en un estudio improvisado en Providencia, donde se trasladó a vivir junto a Amenábar, donde se casaron y tuvieron a su primer hijo: Benito. Allí, el argentino explotó su enamoramiento por la fotógrafa nacional, en grandes temas como A merced o Amor Amarillo, pero también viviría el inicio de su relación más importante, la de ser padre.
Años antes, Cerati escribió Té para tres, un tema donde relata el proceso que enfrentó al momento en que su padre fue diagnosticado con cáncer y su posterior muerte. Ahora, a kilómetros de Buenos Aires, el guitarrista buscó recomponerse de uno de sus momentos más crudos.
Junto a Amenábar esperaban a su primer hijo, Benito, y con esto comenzó una nueva faceta en la relación entre ambos. Así, en medio de un viaje a Venezuela, comenzó la idea de apoyarse el uno al otro.
“Te conozco de otra vida”
“Más allá de una alegoría que plantea una cuestión de pareja y la espera de un hijo, el término lo escuché o creí escucharlo, allá a lo lejos en una playa de Venezuela. Yo escuchaba algo por el estilo en tono venezolano y me quedó sonando en la cabeza”, comentó Gustavo en el libro Cerati en primera persona de Maitena Aboitiz.
Para la madre de Benito, esta vez, el argentino tenía una nueva oportunidad tras la pérdida de su padre: “Pese a que Gustavo en uno de los temas dice que me ama, lo que me hizo sentir halagada y correspondida, todo eso era también por el hijo que venía en camino. Un triángulo. No era solo una pareja, sino una situación de a tres”, dijo a Página 12.
Incluso, antes de nacer, el hijo de Cerati ya estaba en su música. En la parte final del tema aparece el sonido de los latidos de Benito en el vientre de su madre.
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