Proyecto de sala cuna cambia de eje para reactivarlo: de lo laboral a lo educativo

Con bombos y platillos, el 28 de septiembre pasado las ministras del Trabajo, Evelyn Matthei, y del Sernam en ese momento (hoy ministra de Educación) Carolina Schmidt, llegaban a La Moneda con carpeta bajo el brazo, para presentarle al presidente de la República, Sebastián Piñera, el proyecto que modificaría el artículo 203 del Código del Trabajo. Es que buscaban regular la entrega del beneficio de sala cuna, estableciendo este derecho para las trabajadoras cuya empresa contrate a 20 o más mujeres.

El principal objetivo de este proyecto  – que debería haber sido presentado a mediados de noviembre del año pasado-  era laboral, ya que se establecería un mecanismo de financiamiento que impediría la discriminación a la contratación de mujeres. Además, eliminaría el número de contrataciones femeninas establecidas para otorgar el beneficio.

De hecho, el financiamiento planteaba la siguiente fórmula: en los contratos a plazo indefinido, el trabajador aporta un 0,6% y el empleador un 2,4% al seguro de cesantía y de esa cifra, un 1,6% se abona a una cuenta individual del trabajador y el 0,8% restante ingresa al Fondo de Cesantía. De ese 0,8%, entre un 0,2% y 0,4% se iría a salas cunas.

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