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23 Abril

El otro incendio del Amazonas: La fiebre del oro venezolano también está destruyendo el “pulmón verde” del planeta

Venezuela contribuye con el 85% de la minería ilegal en la Amazonía, lo que está provocando deforestación y está contaminando los ríos con sustancias tóxicas hace más de una década.

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3 Septiembre, 2019

Los incendios en la Amazonía han despertado el interés de todo el mundo por conservar este “pulmón verde” del planeta. Sin embargo, el fuego no es el único enemigo de esa zona natural. La minería ilegal se disparó en Venezuela en la última década y se acrecentó desde el 2016 cuando el régimen de Nicolás Maduro dio en concesión la extracción de oro y otros minerales a empresas extranjeras y nacionales.

Venezuela tiene una pequeña porción de la Amazonía, pero sorprendentemente contribuye con el 85% de la minería ilegal en esa gran selva. “El Arco Minero del Orinoco, que ocupa un 12% del territorio nacional, es nuestro incendio en el Amazonas”, comenta a El País el ambientalista Alejandro Álvarez, de la organización Clima 21.

“Lo que se hacía en pequeña escala, ahora es a gran escala. Y es complejo medirlo con satélites pues debes interpretar qué está ocurriendo en una zona donde hay nubosidad todo el año, donde los árboles de 30 metros de altura tapan la minería y las grandes excavaciones alrededor de todas las cuencas de Guayana y donde se está usando el mercurio para separar el oro de otros minerales, ya presente en todos los ríos”, añade.

La investigación de la Red Amazónica de Información Socioambiental Georeferenciada (RAISG) indicó que, a principios de este año, había 1.781 puntos de minería en la porción venezolana del Amazonas, correspondientes a 345 kilómetros cuadrados, una superficie parecida a la de la ciudad de Valparaíso en Chile.

Según los expertos, el auge actual de la minería está relacionado con el aumento del precio del oro en el mundo, que se ve estimulado por la guerra comercial entre EE UU y China, y con la debacle económica de Venezuela, que, según asegura Álvarez, “motiva una minería de supervivencia con una devastación masiva del ambiente y con violaciones de derechos humanos“.

“Se deforesta para que acampen los mineros y en el borde de los ríos, por el tipo de extracción, se arrasan entre dos y 10 hectáreas por punto minero. Así se hace muy difícil hacer una categorización de los mineros, que solo en poquísima cantidad son artesanales. La mayoría está usando máquinas, motobombas y mercurio con reportes de población contaminada a través de la bioacumulación de la sustancia en peces de consumo”, describe Vilisa Morón, bióloga y presidenta de la Sociedad Venezolana de Ecología.

“Para tener estos números de deforestación y esta situación tienes que tener a muchísima gente haciendo minería y esa es una de las grandes vergüenzas que tenemos al sur del Orinoco”, lamenta.

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