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26 Abril

El peligro de los virus y las personas que podrían ser “súper propagadoras”

FOTO CAMILO ALFARO

Existirían quienes podrían contagiarse de una enfermedad quizá sin mostrar síntomas y expandirla con mayor facilidad y rapidez que otros.

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14 Abril, 2020

La expansión del coronavirus a través del mundo ha llevado a los científicos a preguntarse: ¿Existen personas que sean más susceptibles a contagiarse?, ¿Puede alguien solo propagar el virus sin estar enfermo?

Los expertos sostienen que al parecer sí pueden existir y los nombraron “súper propagadores” de la enfermedad. Esta denominación es usada para definir a quienes infectan a un número desproporcionado de personas, ya sea por genética, hábitos sociales o por estar en el momento y lugar equivocado.

Según investigadores, estas personas pueden impulsar y han impulsado epidemias a lo largo de la historia.

Distinguir los casos

Realizar la distinción entre los que son más o menos susceptibles de infectar puede marcar una gran diferencia en la rapidez con que se contiene un brote comenta Jon Zelner, epidemiólogo de la Universidad de Michigan a The New York Times. Lo importante en caso de que exista un súper propagador es rastrear a sus contactos.

Se deben distinguir los factores relacionados a esto, ya que la propagación puede no tener que ver con la capacidad de infección de una persona.

“Si eres la primera persona en una habitación llena de gente en contagiarse y se trata de una enfermedad de fácil propagación, parecerá que eres un súper propagador, cualquiera en esa habitación podría haber tenido el mismo impacto. Tú solo eras el primero en la fila”, comenta Martina Morris, profesora emérita de Estadística y Sociología de la Universidad de Washington.

Hay casos en que pocos individuos provocan grandes brotes. Según Thomas Frieden, ex director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades y director ejecutivo de Resolve to Save Lives, con el Covid-19 aún se desconoce si éstas personas con gran capacidad de contagiar saben que están enfermas o solo tienen síntomas persistentes, pero no se sienten lo suficientemente mal como para quedarse en casa.

Otra de las posibilidades es que personas infectadas -al estornudar o toser- propaguen en los demás una cantidad mucho mayor del virus, pero esta variable está poco estudiada.

Los súper propagadores

A lo largo de la historia han existido casos como el de Mary Mallon, una cocinera que propagó la fiebre tifoidea a más de 50 personas en los primeros años del siglo XX. Ella estaba contagiada de tifus, pero era asintomática y no demostraba estar enferma.

Durante 2015 en Corea del Sur, un hombre se contagió de coronavirus durante un viaje a Medio Oriente. Él infectó directamente a 29 personas y dos de ellas infectaron a 106 personas. Ese evento representó la mayor parte del brote.

Por otro lado, durante el ébola entre 2014 y 2016, el 61% de las infecciones provinieron del 3% de los enfermos.

Esto también ha ocurrido con el Covid-19, en Estados Unidos, durante una conferencia en un hotel de Massachusetts al menos uno de los ejecutivos que asistió estaba contagiado, dos semanas más tarde el 75% de los 108 residentes presentaron síntomas de coronavirus, todos asociados a la conferencia. 

El otro lado, los que no contagian

En el otro extremo de esta categoría se encuentran quienes se contagian no pueden transmitir la enfermedad a los demás. Con el caso de  la actual pandemia se analizó a una pareja de Illinois.

Una mujer regresó de Wuhan, China (epicentro de la pandemia) el 23 de enero y fue el primer caso confirmado por laboratorio en ese lugar. Siete días después su marido se contagió, ambos fueron hospitalizados gravemente y se rastreó a las 372 personas con quienes habían tenido contacto, pero ninguno se infectó.

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