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El aumento de temblores en la Antártica obliga a enviar una misión para poner instrumentos que midan su intensidad

La “inusual actividad sísmica” tendría que ver con la complejidad de las fallas tectónicas de ese lugar, a lo que se suma un evento geológico que estaría ocurriendo bajo el mar.

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27 Enero, 2021

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El pasado sismo grado 7,1 en la península antártica solo ha sido uno de los más de 40 movimientos telúricos sobre cinco que se han registrado en la zona desde el pasado 31 de agosto, por lo que un grupo de expertos viajará para instalar instrumentos que les ayuden a obtener más información sobre lo que sucede.

La misión tiene fecha para el próximo viernes 5 de febrero y su plan contempla instalar aparatos geofísicos de medición en las Bases Arturo Prat, Bernardo O’Higgins, Eduardo Frei y Profesor Escudero, los cuales estarán conectados en tiempo real con Santiago de forma satelital.

El sismo del pasado 23 de enero que no solo alertó a los científicos en la Antártica, sino que a todo Chile por la falla en los sistemas de información celular, fue el segundo más fuerte en 50 años, ya que el único evento relevante sucedió el 8 de febrero de 1971.

Marcado en rojo, el estrecho de la península de Bransfield

¿Por qué han aumentado los temblores en la zona?

Una de las teorías que los expertos españoles y británicos manejan sobre por qué se está generando esta “inusual actividad sísmica” hace referencia a que en el fondo marino se estarían generando estructuras geológicas o fallas, las que tienen que ver con la complejidad de las fallas tectónicas de ese lugar.

Además según un estudio publicado en diciembre por Sergio Barrientos, director del Centro Sismológico Nacional, junto a María Constanza Flores: “los registros actuales son consistentes con la existencia de una fosa, una corteza que se está abriendo y material que está saliendo desde el manto”, según reporta La Tercera.

El estrecho de la península de Bransfield se estaría separando en dirección norte, actividad que sería coherente con lo que sucede, pero es algo que debe ser comprobado.

“Las mediciones por GPS muestran que desde 2015 ha habido una separación de la Isla Rey Jorge de la península Antártica. Hasta la mitad de 2020 estuvo pareja a razón de 8 mm por año y a su vez creando una fosa, un proceso absolutamente natural. Pero a partir de agosto, la tasa de separación cambia bruscamente a 15-20 cm por año. Eso muestra que algo ocurrió, y explica la actividad sísmica”, explicó Barrientos.

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