La débil situación en el que se encuentra el Norte del país según estudio: Crimen organizado, tomas y poca presencia del Estado

La llegada del Tren de Aragua -organización criminal de origen venezolano- significó una verdadera alarma para las policías, el Ministerio Público y el mundo político nacional. La puerta de entrada de esta gran banda delictual a nuestro país fue por el norte de Chile.

Sin embargo, esta no es la única agrupación que se dedica al delito, ni el único problema que enfrenta la zona Norte del país. Así lo dejó ver el último estudio desarrollado por AthenaLab, que decidió investigar sobre la situación en las regiones de Arica y Parinacota y de Tarapacá respecto a su nivel de seguridad, llamado “Actualización geopolítica de la zona norte de Chile“.

En primer lugar, y lo que gatilla prácticamente todos los problemas, este estudio evidenció una clara desaparición del Estado en la zona Norte del país. Si bien reconocen programas que se han llevado adelante para dotar de mayor notoriedad el Estado en dicho sector de nuestro país, estos han sido sin coordinación.

Espacios para el crimen

“Lo más llamativo es el deterioro de los espacios públicos y la percepción de inseguridad de las personas, recogido en distintas entrevistas de campo, así como el cambio en la topografía social, tanto de Arica como de Iquique y sus alrededores”, se lee en la investigación.

En este contexto, la falta de presencia del Estado, facilita la tarea para las bandas delictuales, ya que aprovechan este vacío y lo usan para sus fines. Esto se traduce, en su versión más cruda, en el reclutamiento de jóvenes o adolescentes que prefieren delinquir ante la escasa presencia de oportunidades.

Esto también conlleva otras consecuencias, por ejemplo, la dificultad de controlar la inmigración ilegal. Debido a que el norte de Chile es la puerta de entrada al país, por sus largas fronteras, genera que “la reacción del Estado frente a miles de inmigrantes -mayoritariamente ciudadanos venezolanos, quienes forzadamente debieron dejar su país- accedieron a territorio chileno por pasos no controlados ni autorizados ha sido débil e ineficiente”.

El informe asegura que esta realidad ha llevado a una reacción tardía del Estado, por lo que “también se perdió la oportunidad de levantar un registro biométrico de los inmigrantes, de manera de conocer la verdadera identidad de los sujetos y, de paso, facilitar eventuales investigaciones”.

La falta de control estatal es tal que se han registrado una serie de tomas de terrenos que son bienes nacionales. “La presencia de grupos criminales extranjeros, como el Tren de Aragua, así como la multiplicación de delitos que eran considerados ajenos o aislados en la realidad nacional, se han convertido en asuntos casi cotidianos para la población de ambas regiones”, expone el estudio.

¿Qué hacer?

Otra de las situaciones complejas que recoge el documento es que “el empleo sostenido de las Fuerzas Armadas en tareas consideradas como ‘excepcionales’, si bien puede estar plenamente justificado, generará un desgaste en el personal y medios que impactará la preparación de la fuerza en el mediano y largo plazo (…) La escasa presencia estatal en la zona altiplánica, sumado a una muy baja densidad de población, debilitan aún más el control territorial y el ejercicio de la soberanía”.

Por otro lado, resalta algunas acciones que pueden mejorar este escenario, como la coordinación del Gobierno central y todos los agentes del Estado, lo que aumentará la eficacia estatal y, finalmente, el desarrollo, seguridad y bienestar de la población nortina”.

Para esto, se afirma, se debe mejorar la tecnología en las fronteras y hacer más alianzas con el sector privado “para determinar e implementar iniciativas que faciliten el poblamiento en el altiplano chileno, podría potenciarse a través de facilidades otorgadas por el Estado y que sirvan de incentivo para la inversión y generación de actividades económicas y sociales”.