A 80 años de la muerte de Adolf Hitler: Sus últimos días, la confusión posterior y la carrera por encontrar sus restos

Aunque su muerte fue anunciada el 1 de mayo de 1945, Adolf Hitler se suicidó un día antes en su búnker de Berlín, acorralado por el avance aliado y el temor de terminar como Mussolini. El misterio y la propaganda que rodearon su final alimentaron teorías durante décadas.

Hitler ha muerto: así lo anunciaron miles de diarios al rededor del mundo un 1 de mayo de 1945. Y es que, en realidad, el líder nazi había muerto un día antes, pero debido a la lentitud para la entrega de noticias, hicieron en que muchos lados del Globo esto se supiera al otro día.

Sin embargo, la muerte del dictador se estaba pactando muchos años atrás, incluso, cuando los nazis llegaron al poder en 1933, donde construyeron un amplio búnker donde finalmente, el criminal de guerra murió.

Además, días antes de que Hitler decidiera morir, la situación en Alemania se volvió insostenible, donde los Aliados de la Segunda Guerra Mundial y el Ejército Rojo bordeaban la capital alemana y estaban a solo kilómetros del cerebro de la dictadura.

De acuerdo a la historiadora de la Universidad de Roehampton, Caroline Sharples, como contó a la BBC, ya desde enero del 45, Hitler se refugiaba en el búnker y esporádicamente se traslada a sus oficinas en la Cancillería, pero a medida que los ataques sobre Berlín eran cada vez más intensos, el hombre decidió permanecer la mayoría del tiempo refugiado.

Así, el dictador veía cómo su imperio se desmoronaba, junto a su popularidad y poder. En este escenario, la idea de que el fin estaba llegando comenzó a rondar en la mente del nazi, aunque intentaba mantener el control de la población, mintiendo sobre su posible victoria en la guerra.

Los últimos días de Hitler

Pero hubo una imagen que hizo cambiar la visión del canciller alemán: el asesinato de su aliado, Benito Mussolini. El cuerpo del fascista italiano fue brutalmente torturado y exhibido en Milán, lo que provocó el terror de Hitler. La idea de que fuera encontrado por sus rivales lo aterrorizó y se empezó a plantear el suicidio como una forma de acabar con todo.

En un momento donde parecía cuestión de tiempo la caída germánica, el líder del Wehrmacht le preguntó a su médico personal la mejor manera para acabar con su vida. Este le recomendó tomar cianuro antes de dispararse en la cabeza.

Según narra la BBC, ese aquel 30 de abril de 1945, Adolf Hitler decidió suicidarse en su bunker. Antes de esto, se casó con su pareja, Eva Braun y firmó su testamento político a su secretaria Trauld Junge, donde estipulaba que su cuerpo debía ser cremado.

La decisión ya estaba tomada, iba a acabar con su vida, y ante el miedo de que la dosis de cianuro no fuera suficiente, decide envenenar primero a su perra, Blondi.

Tras esto, se despide de sus asistentes más cercanos y junto a su esposa se encierran y se suicidan.

Los misterios tras la muerte del líder nazi

Luego de que los cuerpos de Hitler y Braun fueran encontrados, los trabajadores del régimen procedieron a cremar los cuerpos, sin embargo, el del hombre no pudo destruirse completamente, por lo que decidieron enterrarlo.

La decisión del partido fue anunciar que su líder había muerto en batalla, para así dejar una imagen heroica del criminal. Esto generó una confusión en torno a si en realidad Hitler estaba muerto o no, ya que cuando los aliados tomaron Berlín en su totalidad, no pudieron encontrar los restos de él.

Así, se inició una carrera por encontrar el cuerpo o alguna prueba que determinara si de verdad había fallecido y cómo. De esta manera, el líder de la Unión Soviética, Iósif Stalin, destinó una unidad especial para encontrarlo.

Así, los soviéticos finalmente pudieron dar con algunas partes de Hitler y gracias al análisis de la dentadura, lograron identificar que era él. Sin embargo, el comunista determinó que esta información no sería compartida con el resto de los aliados.

Incluso, Stalin difundió rumores de que el nazi seguía vivo, esto para ser usado en la Guerra Fría, hasta impulsó rumores donde el Reino Unido había ayudado al dictador a escapar vivo.