Cada vez más jóvenes están pensando dos veces antes de entrar a la universidad. Muchos de ellos, de la Generación Z, prefieren cursos cortos, aprender por su cuenta o ganar experiencia práctica, en vez de pasar cinco años en una sala de clases.
Según el artículo Nuevas generaciones de universitarios, esta generación piensa y actúa distinto. No ven la universidad como algo seguro o estable, y ya no siguen caminos tan tradicionales.
El artista Sebastián Errázuriz, en conversación con Radio Duna, también habló de este cambio: “Hoy en día entrar a la universidad ya no es lo más inteligente. Incluso puede ser un riesgo”, dice.
Para él, tiene más sentido tomar cursos breves, ojalá online y de buena calidad, mientras se gana experiencia: “Estar presentes en el mundo real va a tener mucho más valor que estar aislados en una burbuja universitaria”.
El dilema: Factor de éxito y de pobreza
En España, aún hay más de 1,6 millones de estudiantes en la universidad. Sin embargo, eso sigue siendo menos de la mitad de todos los jóvenes que podrían estar estudiando.
Según el artículo, “disponer de un título de educación superior reduce la posibilidad de situarse en riesgo de pobreza, con una diferencia de casi 10 puntos porcentuales respecto a quienes solo tienen estudios secundarios”.
Según el investigador del Centro de Estudios Públicos, Mauricio Salgado, la Encuesta CEP de mayo de 2025 revela que el nivel educacional es percibido como la principal causa del éxito económico en Chile, con un 45 % de las menciones, seguido del trabajo responsable (40 %). Muy por debajo quedan factores como los “pitutos” (24 %) o la situación económica de los padres (17 %).
Pero este valor asignado al mérito también tiene una contracara: la culpa del fracaso recae en el individuo. Cuando se pregunta por las causas de la pobreza, la mayoría señala la falta de educación (48 %), seguida por la flojera o falta de iniciativa (39 %). Solo un 4 % atribuye la pobreza a políticas del Estado o falta de apoyo gubernamental.
Pero muchos jóvenes valoran otras cosas: tiempo libre, un buen ambiente de trabajo, propósito y flexibilidad. No todo es el sueldo.
La universidad, en la mira
Este cambio genera un desafío para las universidades. El estudiante de hoy no quiere solo información: busca herramientas reales, contenidos útiles y un espacio conectado con el presente.
A raíz de este desafío, Errázuriz cuestionó, “de qué manera logramos que las universidades, los gobiernos, los ministerios inmediatamente hablemos del tema, de las carreras”. Asimismo, sugirió que los jovenes “busquen cursos cortos. Ojalá no entren a ningún programa de cinco años”.
Agregó que, “hay universidades online de alto prestigio en que tomar sus cursos de seis meses tienen mucho menos requerimientos que tratar de entrar al programa. Entonces pueden tener respaldo de una universidad de alto prestigio internacional, pero tomar tal vez dos o tres cursos y empezar a hacer pasantías o prácticas y aprender por su cuenta”.