Toma de la casa central de la Universidad Católica

Era 11 de agosto de 1967, y en la Alameda las hojas secas crujían bajo los pasos de una juventud que no tenía miedo. La ciudad aún no despertaba del todo cuando las puertas de la Casa Central de la Universidad Católica se cerraron con estruendo desde dentro. Un puñado de estudiantes —vociferantes y convencidos de su causa— había decidido tomarse el corazón de su universidad. No por capricho, ni por moda, sino porque la historia los llamaba a ocupar su lugar.