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Chile envejece. Los costos que tiene para el país el dejar atrás la “juventud”

Si hoy una de cada 10 personas es adulto mayor, dentro de 13 años lo será una de cada cinco. Chile envejece a pasos acelerados comprometiendo el crecimiento económico futuro, porque mientras una parte de la población envejece y vive más años, disminuye la población de recambio. F. GEROLDI, F. ROMO Y C. CRISTINO

Por:

20 Julio, 2012

Descontando los períodos de crisis económica como el actual, cada cierto tiempo, países desarrollados como Japón y algunos de sus pares de la Unión Europea deciden “relajar” sus fronteras en busca de mano de obra, porque gran parte de la suya ha pasado de ser activa a pasiva, al ritmo acelerado del envejecimiento de la población.

En el país del sol naciente, si en 1950 cada jubilado era sustentado por 12 trabajadores, en 1990 la relación se redujo a 5,5% trabajadores y, según estudios, al 2020 la relación disminuirá a 2,3 trabajadores por cada retirado.

En Japón el envejecimiento de la población está tonándose en un problema mayúsculo que sólo acentúa el nulo crecimiento que ha mostrado ese país en los últimos años. A más de 17 mil kilómetros de distancia, y aún sin alcanzar el desarrollo económico, Chile, con un ingreso per cápita de US$17.974 está experimentando un período de transición demográfica acelerada.

En los últimos 30 años, el país ha tenido un proceso de envejecimiento inédito. Hasta 1970, los mayores de 60 años representaban sólo el 8% de la población; en el Censo de 2002 aumentaron a 11,4% y en 2009, según la Casen, representan el 15% de los chilenos con 2.541.607 personas.

De acuerdo con un informe del Servicio Nacional del Adulto Mayor (Senama), en los próximos 20 años se estima una tasa de crecimiento de 3,7% anual para este grupo etario, lo que es mayor al crecimiento que ha mostrado el total de la población del país, estimado en 0,91% por el Banco Mundial para 2011.

Así, hacia 2025 en el país habrá 3.825.000 mayores de 60 años, un 20% de la población total.  “En Chile, hay un envejecimiento avanzado y se encuentra dentro de los países más envejecidos de la región, estamos segundos después de Uruguay”, explica la directora del Servicio Nacional del Adulto Mayor (Senama), Rosa Kornfeld.

MENOS NIÑOS
A ello se suma que la expectativa de vida al nacer supera los 78 años, y en el caso de las mujeres sobrepasa los 80 años, resultados que para la directora del Senama, se deben “a una mayor tecnología médica y la gran cantidad de familias que están decidiendo tener menos niños por temas de costos”.

Según el INE, la tasa de fecundidad ha descendido en forma importante. Si entre 1962-63 había 5,4 hijos por mujer en 2004 pasó a 1,9. Con ello, la fecundidad en el país bajó cerca de 65% en 42 años. A partir de esto, se espera que de los 13,12 nacimientos por cada mil personas pronosticados para el quinquenio 2010-2025, se pase a 10,98 en 2045-2050, según un estudio realizado por Celade y la Cepal.

IMPACTO
¿En qué se traduce este fenómeno? El economista de Cieplan y académico de la U. de Chile, Alejandro Micco, destaca que a medida que la población envejece, disminuye la oferta de mano de obra. Hoy la fuerza de trabajo en el país alcanza a 8,1 millón de personas, de las cuales más de 2,6 millón tiene entre 45 y 59 años, siendo el grupo etáreo de 45 a 50 años los con mayor ocupación. En 15 años más, una buena parte de este grupo pasará a ser población pasiva.

Por otra parte, esta población de más edad tiende a consumir más y, por lo tanto, disminuye su ahorro. “La gente empieza a desahorrar y gasta más en salud, provocando que el costo de la salud aumente de forma importante. Por lo tanto, la fracción del producto que la economía empieza a gastar en salud va creciendo con el tiempo, teniendo como resultado que haya menos montos para la inversión y/o el consumo”, detalla Micco.

Y si el país no tiene ahorro y no invierte compromete su capacidad de crecimiento futuro, lo que se agudizaría con la menor mano de obra.

Este escenario de envejecimiento de la población también plantea la problemática de cómo sustentar el mayor gasto que implica mantener a una población pasiva que crece en el tiempo versus la ausencia de una población de recambio que aumente al mismo ritmo. Según el índice de dependencia demográfica de vejez, en 2007 por cada 100 personas en edad de trabajar había 19 personas de 60 años y más; en 2010 aumentó a 20 personas  y según las proyecciones en 2015 y 2020 se observará una razón de dependencia de 23 y 28, respectivamente.

No obstante, es posible que frente al aumento del nivel educacional de las generaciones inferiores a los 59 años, a futuro la población más longeva cuente con mayores capacidades técnicas y profesionales, permitiéndoles desarrollarse en distintos tipos de trabajo. Si en 1990, el 9,6% de los hombres y el 9,4% de las mujeres menores de 59 años tenía escolaridad completa, en 2009 ambos grupos subieron a 11,2% y 11,1% respectivamente, según la última encuesta Casen (2009). También, les permite mayor inserción social, en distintos tipos de actividad. Según la última encuesta nacional de Calidad de Vida y Vejez realizada en 2010 por el Instituto de Sociología UC y el Senama, la mayoría de las personas mayores que hoy siguen trabajando son quienes tienen más educación. El 36% de quienes se encuentran ocupados recibieron educación superior, frente al 14,9% sin educación, 21,9% con educación básica y 27,4% con educación media.

Alemania: subió beneficios a padres, pero las cifras no mejoraron
La población de Europa está envejeciendo rápidamente y hace tiempo. La tasa de fertilidad de la Unión Europea era de 1,59 hijos nacidos vivos por mujer en 2009, según las estadísticas de Eurostat. Ese año, la tasa en Alemania fue de 1,36 hijos, es decir, por debajo del índice de reemplazo generacional, y con una esperanza de vida de 80 años.

Para revertir esta tendencia de envejecimiento poblacional, Alemania entrega un pago a las parejas que tienen hijos para ayudar a su mantención. Hasta antes de 2007, era de hasta €7.200 y, posteriormente, se podía cobrar hasta €25.200. Parlamentarios del partido de la canciller Angela Merkel, propusieron aumentar los impuestos para quienes no tengan hijos, destinada a la creación de una caja de ahorros para financiar las jubilaciones de las personas mayores. Alemania además subió la edad de jubilación desde los 65 años hasta los 67 años.

Francia: incentivos fiscales logran revertir la tendencia del envejecimiento
Francia tiene una de las tasas de fertilidad más altas de la Unión Europea, con 2 hijos nacidos vivos por mujer en 2009, según Eurostat. Esto se logró, afirman, por un esfuerzo del gobierno por revertir los índices que los posicionaban por debajo del índice de reemplazo generacional hace tan sólo 20 años. De hecho, Francia figura entre los primeros lugares de los países de la OCDE en destinar recursos a políticas a favor de la familia.

Por ejemplo, entrega de dinero por hijo nacido vivo, descuentos fiscales para quienes contraten a quien cuide a los hijos, o la “remuneración a la paternidad” que permitía a uno de los padres dejar de trabajar si se tenía dos o más hijos, a cambio de un sueldo mensual, por hasta tres años. Hasta ahora, las políticas de austeridad del gobierno de François Hollande incluyen alzas de impuestos, pero no se ha detallado si se terminará recortando algunos de estos beneficios.

Japón: la población que más rápido envejece en el mundo
Es el país que más rápido está envejeciendo. La tasa de fecundidad estaba en 1,4 hijos nacidos vivos por mujer en 2010, según los datos de Unicef. Pero, la situación parece empeorar: para 2060, casi el 40% de la población tendrá más de 65 años, mientras que la población en edad laboral se habrá reducido en casi un tercio.

Las políticas aplicadas por Japón para revertir la tendencia al envejecimiento no han tenido los resultados esperados. Aunque tiene estrictas políticas de inmigración, en la década de los ´90 abrió las puertas a descendientes de japoneses que estuvieran radicados en Sudamérica, pero no fue suficiente para subir sus tasas. Hace un par de semanas, la cámara baja aprobó una ley que busca doblar ciertos impuestos, como una forma de obtener más recursos para recortar su déficit público y financiar los costos de políticas de bienestar, entre las que se incluye el cuidado de los mayores.

Singapur: recurre a inmigrantes para aumentar la población
Con una esperanza de vida de 81 años, y cifras de nacimiento anual muy por debajo de lo necesario para mantener sus niveles de población -y de crecimiento económico-, Singapur hace sus mejores esfuerzos por aumentar su tasa de fecundidad, la que era de 1,3 hijos nacidos vivos por mujer, de acuerdo a las cifras de Unicef de 2010.

Pero la tarea no ha sido fácil. En 2006, el primer ministro llamó a los singapurenses que habían salido del país a retornar para formar familias. Además, abrió las puertas para la inmigración, como una forma de impulsar la tasa de fecundidad.

Sin embargo, la convocatoria no ha sido del todo exitosa. Según un estudio del gobierno de Singapur, el país asiático necesita atraer cerca de 25 mil inmigrantes al año para llegar al índice de reemplazo generacional. Sin la inmigración en 2025, la cantidad de muertes superará los nacimientos, con un promedio de edad que sería de 45 años.

Vía Pulso.

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