Natalia Compagnon: “Siempre he estado tranquila, porque yo sé que no cometí ningún delito”

La socia de Caval y nuera de la Presidenta Michelle Bachelet, habló con el Diario La Tercera detallando sus meses enfrentada al caso judicial que golpea al gobierno

Su última entrevista fue en abril de 2015, dos meses después del estallido del caso Caval, y desde entonces ha optado por evitar todo contacto con los medios.

Sin contar sus idas y venidas a la fiscalía, sus declaraciones judiciales y ante el Servicio de Impuestos Internos, Natalia Compagnon ha guardado silencio por más de un año.

Frases destacadas:

“No salgo a la calle (…) Comencé a aislarme”

 

“A mí nadie me ha protegido, de hecho, nos formalizaron a los dos el mismo día. Cada uno debe responder por sus actos y yo me defenderé de las imputaciones que se me hagan.”

 

“En el tema Saydex, por ejemplo, nunca fui a sus oficinas, jamás hice tratativas con ellos…”

 

“A Juan Díaz lo conocí por Mauricio Valero por la compra de los terrenos en Machalí, pero sí puedo asegurar que lo que aparece en esas transcripciones telefónicas que dicen relación a mí o a mi suegra son totalmente falsas”.

 

Parte de la entrevista

“Comencé a aislarme”, cuenta sentada y con voz calma.

En casi 14 meses, Compagnon ha dedicado parte importante de su rutina diaria a su defensa. Entremedio enfrentó el quiebre con su otrora socio en la cuestionada empresa, Mauricio Valero; resintió el deterioro político que afecta a su suegra, la Presidenta Michelle Bachelet, e incluso hubo trascendidos sobre una separación familiar. “No pasan de ser inventos de gente malintencionada”, remata.

 

Fue su formalización a fines de enero por presuntos delitos tributarios lo que provocó la ruptura con quienes manejaron su defensa judicial desde que explotó el caso. “Durante un año, el lineamiento de mi defensa lo manejaron Felipe Polanco y Jessica Norambuena, y hoy me siento perjudicada”, señala, al tiempo que sostiene que una de las preocupaciones de sus abogados era que “ojalá salpicara lo menos posible al gobierno”.

 

¿Qué impacto ha tenido en su vida el caso Caval?

Nosotros aparecíamos sólo en los actos oficiales, nunca nuestro mundo fue el mundo político ni público. Siempre tratamos de custodiar mucho el que, si bien estaba la Presidenta, nosotros éramos completamente ajenos a lo que pasaba a nivel gobierno. Por los niños, por nosotros… Hoy puedo decir que la fama no es bonita. Mucha gente habla de ser conocido y ‘mira qué entretenido’, pero los costos reales que eso tiene muy poca gente los conoce. Que te reconozcan, salir en los diarios, salir en la televisión, que la gente comente cosas de ti cuando no te conocen, es súper abrumador.

¿Cómo maneja la exposición pública?

No salgo a la calle. Me muevo a los lugares en que me siento segura. Al colegio de los niños una vez nos persiguieron, en mi casa siempre ha habido autos de prensa afuera. Comencé a aislarme. Hoy, siento que me quiero bajar. No voy al supermercado, no voy al mall, no salgo a restoranes, no puedo ir a un parque tranquila con los niños. Nosotros somos súper amigos de nuestros amigos. Somos un lote súper cerrado hace muchos años, y de repente no poder salir porque te vas a encontrar con más gente, y sólo salir a ambientes controlados, emocionalmente a uno le afecta. No poder de repente ir al cine con los niños. A los niños los llevan sus tías al cine o van con mi mamá. Al cine no he ido nunca desde que estalló el caso. A restoranes tampoco. Creo que he ido dos veces a un café, pero un café muy discreto, donde no hay nadie. Al supermercado…, compro por internet. Al mall no fui ni para la Navidad.

¿La reconocían en la calle? ¿Fue agredida?

Yo un par de veces he tenido encontrones con gente. La primera vez que declaré ante la fiscalía me pegaron, ese fue el primer contacto con gente enojada, molesta. Todas las personas creen y se sienten con el derecho de decir lo que se les ocurra. Una vez andaba con mi hijo chico y una señora me gritó: “¡Cara de raja!”. Entonces, además te das cuenta de que hay gente cobarde.

¿Usted respondía?

No.

¿Entiende qué es lo que gatilla esa molestia?

Entiendo que hay un sentimiento de rabia en la sociedad que supera el caso Caval. Uno de repente dice ‘pucha, a lo mejor sí fui imprudente’ o a lo mejor ‘no debí haberlo hecho como lo hice’, pero siempre he estado tranquila, porque yo sé que no cometí ningún delito. Pero todo eso da lo mismo: tienes que matar a alguien para que la gente se calme, tiene que salir alguien condenado.

¿Su esposo, Sebastián Dávalos, ha tenido la misma experiencia?

La gran víctima de todo este caso ha sido Sebastián, porque hoy todo el mundo lo ve como el peor de los peores y él no ha hecho nada. Como mucha otra gente que trabajó en Caval o en otras empresas cuestionadas, los que se tienen que hacer cargo son los dueños o representantes legales de la empresa y no sus trabajadores. No en todas las empresas se apunta con el dedo a una de las personas que trabajaba ahí, como lo han hecho con Sebastián.

¿De qué han vivido en este tiempo?

Trabajo no tenemos, porque con el caso se nos cerraron todas las puertas. Ahora, nadie quiere trabajar ni conmigo ni con Sebastián. Estamos viviendo de ahorros, de liquidar algunas cosas que teníamos y de endeudarnos. Estamos pasando el mismo momento que está pasando un gran porcentaje de la población, porque la situación económica está mala. Hay mucha gente cesante que se endeuda, que está buscando qué hacer para poder seguir viviendo y para poder cubrir los gastos que tienen, como educación, dividendos. Somos uno más.

¿Han tenido ayuda económica de la Presidenta?

De la Presidenta no. La esperanza es que el caso se acabe lo antes posible para poder rearmarnos.

 

¿Cuál era la relación de ustedes con Peñailillo?

Nunca hubo una relación con Peñailillo, nunca. Nunca de conversar, además de “buenos días” o “hasta luego”. Ni siquiera un “¿cómo estás?”. Nunca.

¿Cuál es su situación hoy con su socio Mauricio Valero?

Yo a Valero lo consideraba mi amigo, le abrí las puertas de mi casa, a pesar de que con mis amigos somos un grupo muy cerrado, pero él dijo que ya no era mi amigo… La relación está quebrada. Se quebró por desconfianza, se quebró porque de repente te empiezas a enterar de otras cosas, porque hubo malos manejos de las situaciones, por malas interpretaciones, cosas que al final del día van matando las relaciones. Pero él era mi amigo y por considerarlo mi amigo confié en él. El tema es que después, con el pasar del tiempo, te das cuentas de que la mayoría de las personas que están siendo cuestionadas hoy día llegan a trabajar a Caval y a meterse en nuestros temas por Mauricio. El no hizo el filtro de la gente con la que efectivamente nos podíamos relacionar. Siempre traté de ser súper cuidadosa en eso. Pero entiendo que en algún momento mi socio no tuvo ese cuidado e involucró a gente que usó mi relación familiar para conseguir resultados personales. Yo nunca ocupé eso. Nunca lo necesité. Nunca fue un tema entre Mauricio y yo para conseguir los clientes. Los conseguíamos por la pega que hacíamos, porque teníamos relaciones con otras empresas, subcontratábamos mucho, pero jamás se me habría ocurrido decir que era porque estaba la Presidenta metida detrás.

¿Usted alguna vez utilizó su vínculo con la Presidenta Bachelet para hacer negocios?

No. Para mí siempre era mejor que no supieran que yo era la nuera de la Presidenta. Porque claro, todo el mundo dice “ah, es que ella usó esto de ser la nuera de la Presidenta”. Pero ¿por qué no hacer la pregunta al revés? ¿Cuántas puertas a mí se me cierran por ser la nuera de la Presidenta?

¿Valero no vio en esa relación un potencial beneficio para hacer negocios?

Hoy me siento utilizada. Creo que usó ese vínculo. Al mirar para atrás me pregunto “¿por qué asociarse conmigo?”, si él tenía otras sociedades, tenía otros negocios, tenía otras cosas, pero fue algo que en el momento yo nunca me lo cuestioné, porque trabajábamos, porque yo lo consideraba mi amigo, entonces nunca pensé mal de él, pese a que mucha gente me dijo que sí desconfiara de él.