Los otros virus mortales que desaparecieron: Las lecciones que nos dejan para enfrentar el Covid-19

Covid-19

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Hasta el momento, el coronavirus ha dejado 31,9 millones de casos y más de 977.000 muertos en todo el mundo. 

Sin duda que la pandemia por el coronavirus ha sorprendido al mundo entero. El Sars-CoV-2 ha dejado 31,9 millones de casos y más de 977.000 muertos en todo el mundo. 

Esta no es la primera vez en el mundo a enfrentado virus mortales, sin embargo, los científicos no han sido capaces de explicar por qué algunos de ellos han desaparecido.

Viruela

En el año 1002, el rey inglés Etelredo II, ordenó que todos los daneses del país fueran detenidos y asesinados. Esta masacre sirvió para ,ás de mil años después, en los terrenos del St John’s College de Oxford, investigaciones  a principios de 2020revelaron que estas personas padecían de viruela. 

Este no era el virus de la viruela con el que estamos familiarizados en la historia reciente, ese que fue conducido a la extinción en la década de 1970 gracias a un decidido programa de vacunación.

Ese virus,  pertenecía a una cepa notablemente diferente, una que antes era desconocida y que desapareció silenciosamente hace siglos. Es como si la viruela se hubiera extinguido dos veces.

 

¿Por qué algunos virus desaparecen?

A medida que la amenaza que representan estas formas de vida primitivas y diminutas se hace cada vez más fuerte, los científicos se apresuran a averiguarlo.

Uno de los virus más recientes en desaparecer fue el Síndrome respiratorio agudo grave (SARS).

El mundo se enteró por primera vez de su existencia el 10 de febrero de 2003, después de que la oficina de Pekín de la Organización Mundial de la Salud (OMS) recibiera un correo electrónico que describía “una extraña enfermedad contagiosa” que había matado a 100 personas en una semana.

Los primeros contagios fueron en  Guangdong, una provincia costera del sureste de China conocida por sus numerosos restaurantes que sirven carnes exóticas, como: mapaches, tejones, civetas de palma, palomas, conejos, faisanes, ciervos y serpientes.

Dos años después, el virus había infectado al menos a 8.096 personas, 774 de las cuales murieron. Pero podría haber sido mucho peor.

Según investigaciones, el SARS podría haber dominado al mundo, debido a que era un virus de ARN, lo que significa que podía evolucionar rápidamente, y se propagaba a través de gotitas expulsadas al respirar, que son difíciles de evitar.

Pese a que se temía que fuera a generar una crisis como VIH, o la pandemia de gripe de 1918, En enero de 2004 solo había unos pocos casos y, a finales de mes, ya había desaparecido.

¿Qué pasó con el SARS?

Tal como explicó Sarah Cobey, epidemióloga de la Universidad de Chicago, a la BBC, el SARS fue llevado a la extinción por una combinación de sofisticado rastreo de contactos y las peculiaridades del propio virus.

Si bien lo pacientes que se enfermaron fue gravemente y el virus tenía una letalidad asombrosa ( uno de cada cinco personas murieron), no hubo propagación adicional de personas asintomáticas y, como beneficio extra, el virus se tomaba un tiempo relativamente largo para incubarse antes de volverse contagioso. Esto permitió que los rastreadores de contactos más tiempo para encontrar a cualquier persona que pudiera estar infectada antes de que pudieran transmitir el virus.

Aparte del SARS, solo otros dos virus se han extinguido a propósito: la viruela y la peste bovina, que afecta al ganado.

La guerra contra estos dos virus se ganó utilizando vacunas, que también están destinadas a eliminar la poliomielitis (los casos han disminuido en un 99% desde la década de 1980) y posiblemente, el sarampión, aunque recientemente estos esfuerzos se han visto retrasados ​​por la guerra, el movimiento antivacunas y el Covid-19.

Convivir con los virus

Por mucho que el ser humano lo intente, es poco probable que algunos virus lleguen a extinguirse, porque no somos su único anfitrión.

En los seres humanos, los brotes de ébola terminan recurrentemente. Ha habido al menos 26 en África desde que se descubrió el virus en 1976, y estos son solo los que causaron suficientes casos como para que las autoridades sanitarias intervinieran.

Estos brotes suelen ocurrir cuando el virus salta de un animal, generalmente un murciélago, a un humano, que luego infecta a otros humanos. Mientras haya murciélagos, el virus siempre puede estar entre nosotros.

Las autoridades sanitarias locales y la OMS se enfrentan a varios otros desafíos cuando se trata de combatir el ébola. La falta de financiación ha dificultado la vigilancia de los casos de ébola, mientras que la presencia de grupos armados en las zonas afectadas hace que sea inseguro para los trabajadores sanitarios.

De hecho, hay seis especies de ébola, pero solo hay vacuna para una de ellas, la que mató a 11.000 personas en África occidental entre 2013 y 2016.

La única forma de llevar el virus a la extinción es eliminarlo en la naturaleza, lo cual es una tarea casi imposible.

 

¿Qué pasará con el Covid-19?

Respecto del virus que afecta al mundo en la actualidad, Stanley Perlman, microbiólogo de la Universidad de Iowa, señaló que “el SARS se fue porque no hay otro anfitrión obvio”. 

“Con el covid-19, el depósito ahora somos nosotros”, dice Perlman. De hecho, se ha convertido en un virus humano, tanto, que los científicos han comenzado a preguntarse si se propagará al revés, de los humanos a la vida silvestre, en una especie de “derrame inverso”, por así decirlo. Esto dificultaría aún más su eliminación.

Esto nos lleva a otro posible escenario, que involucra virus que existen continuamente en las personas. Si bien pueden estar con nuestra especie para siempre, resulta que los linajes individuales de los virus se desvanecen con mucha regularidad.

Independientemente de cuánto lo intentemos, algunos científicos se muestran escépticos respecto a que alguna vez podamos decir que cualquier virus se ha ido para siempre.

“El término extinto es quizás engañoso”, dice Ian Lipkin, epidemiólogo de la Universidad de Columbia, Nueva York.

“Los virus pueden estar presentes en muchos lugares; pueden acechar en las personas, pueden acechar en los materiales que se almacenan en congeladores, pueden acechar en la vida silvestre y los animales domésticos; es realmente imposible decir si un virus se ha extinguido“, sostiene el científico.