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Menores de edad y redes sociales: 6 consejos para saber cómo y cuándo usarlas

Redes sociales

Si bien no hay una edad estándar para que los menores de edad comiencen a usar redes sociales, sí hay señales para identificar cuál es el momento adecuado para que esto suceda.

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16 Agosto, 2023

De acuerdo a información de Common Sense Media de 2018 más del 50% de los niños en Estados Unidos tienen alguna red social a los 12 años, mientras que el 23% de los jóvenes de niños y niñas de entre 8 y 12 años están registrados y usan alguna de las redes sociales.

En este sentido, la gran mayoría de estas plataformas exigen tener, al menos, 13 años para poder registrarse, lo que se toma desde los padres como un parámetro para que los niños y niñas puedan usar estas aplicaciones, ya que se cree que a esa edad cuentan con la capacidad cognitiva para hacerlo.

Sin embargo, la real razón de la exigencia de esta edad es distinta a la que se piensa. Caroline Knorr, experta en paternidad de Common Sense Media, expresó en una columna de CNN que: “Muchos padres de familia creen que la razón de por qué la edad mínima es de trece años es para proteger la seguridad de los niños, pero en realidad es porque la mayoría de estas plataformas difunde información —y la monetiza activamente—, y la ley no les permite hacerlo con usuarios que tengan menos de esa edad”.

Se cree que producto de la pandemia, actualmente hay más menores de edad que utilizar redes sociales, sin embargo, Isadora González, psicóloga especializada en adolescentes del Centro Cetep contó a Práctico que “no hay necesidad de que un niño o niña menor de 10 años tenga una cuenta en ellas”.

¿Cuándo es recomendable que los menores usen redes sociales?

Si bien algunos expertos creen que a los 13 años los niños tienen desarrollada la conciencia moral, la autorregulación y la capacidad de elegir, esta edad aún sería prematura para que los menores estén registrados en estas aplicaciones.

Soledad Garcés, educadora y directora de la Fundación para la Convivencia Digital, comentó al medio antes mencionado que la edad de los pequeños no siempre es significativa a la hora de decidir cuándo es recomendable que los niños y niñas puedan usar redes sociales, sino que es importante considerar otros factores, como saber las características de estas plataformas digitales.

“Así como el pediatra te explica qué es lo que puede comer tu guagua a los seis meses y por qué, de la misma forma hay que comprender cuál es el negocio que hay detrás de las redes sociales antes de que los niños las ocupen: saber cómo se nutren de tus datos, cómo es el negocio de la publicidad contextual y cómo, a partir de los algoritmos, están pensadas para manipular tu atención e intereses” indicó la especialista.

Estas aplicaciones también presentan otras consecuencias negativas en los pequeños, ya que según una encuesta de la Universidad de los Andes y la Fundación para la Convivencia Digital, el 72% de los menores de 13 años afirman que el uso de pantallas afecta su calidad del sueño, algo de lo que también hay que estar alerta, advierten especialistas.

 

Factores sociales

En este sentido, identificar cómo es el comportamiento social de los menores es clave para saber si estos pueden o no usar redes sociales. “Si vemos que el niño o niña tiene buena autoestima, que cumple con las tareas de la casa y el colegio, que se despliega también en otras áreas, entonces puede que esté más preparado (…) pero si está siempre tirado en su pieza, sin hacer mucho, no aconsejo que pueda pasar tiempo ilimitado en las redes sociales”, comentó Isadora González.

Esto va directamente relacionado con la madurez que tengan los menores, enfatiza, lo que podría ser determinante a la hora del uso de las redes sociales. Para saber si se está ante un niño o niña más maduros se puede saber si es que este maneja sus emociones de buena manera.

Aquí hay que tener mucho ojo, ya que si un adolescente se le ve muy ansioso o desanimado este tipo de aplicaciones pueden ser muy negativas para su salud mental e incluso “puede derivar en depresión o alteraciones alimentarias graves”, agrega González.

Por otro lado, Soledad Garcés añade que “Cuando en TikTok todos tienen la vida perfecta menos tú, te sientes tonta, pobre, gorda, fea y con una familia mala. Eso te hace vulnerable emocionalmente y poco resiliente”.

Incluso hay estudios que comprueban que “los adolescentes con síntomas de depresión moderada a grave tienen casi el doble de probabilidades, frente a los que no están deprimidos, de usar las redes sociales ‘casi constantemente’”, según la investigación de Common Sense Media publicada hace un año en el Journal of Adolescent Health.

¿Cómo enfrentar esta situación?

Saber regular el uso de las redes sociales en niños, niñas y adolescentes es sumamente complejo, en un proceso en el que no hay explicaciones científicas, sin embargo, especialistas entregaron 6 consejos para tener una relación saludable con estas aplicaciones.

Diferenciar redes sociales

Saber que todas las redes sociales son diferentes es clave para saber controlar su uso y que este sea sano. Por ejemplo, en Instagram es común que se publiquen fotos sobre vidas “perfectas” donde hombres y mujeres suban imágenes de cuerpos bellos. Ante esto, comentó González ,“hay que dejar muy en claro que no todo lo que se ve ahí es real”.

En cambio, TikTik podría ser una buena alternativa para que los menores puedan usar ya que “algunas cuentas invitan a moverse y a hacer dinámicas positivas, es más participativa y menos amenazante, ya que no tiene —por ahora— tanta agresividad”, recomienda González.

Saber para qué usarlas

Muchas veces las redes sociales se utilizan solamente para matar el tiempo, sin ver algo en específico, lo que se le llama scroll infinito, algo que termina siendo negativo, ya que hace perder el tiempo sin obtener nada bueno a cambio, más que pasar un rato viendo el celular o la pantalla.

Por eso poner objetivos” es muy bueno a la hora de saber utilizar las redes sociales en menores de edad, dice Garcés, como por ejemplo, proponerse aprender algo, hablar con alguien, jugar un juego o ver un episodio.

Reglas conversadas

Si se quiere poner límites para el uso de redes sociales, González recomienda que estas reglas se conversen con los menores, para que estos se sientan comprometidos con estas normas, por ejemplo “establecer qué cosas deben estar hechas previamente al uso del celular y las redes: las tareas, el orden, incluso salir a jugar afuera”, agrega la especialista.

Los contenidos que se ven o se publican también pueden estar dentro de esta conversación. “Si hay contenido que nos pueda parecer conflictivo —como una imagen muy sugerente o en traje de baño, por ejemplo—, conversar por qué la subió. Que no sienta que está mal, sino que desde la reflexión ir entendiendo los motivos de por qué publicó una foto en bikini o sin polera, y cuáles son los riesgos que puede tener. La intención no es prohibir, ya que no podemos impedirle a un adolescente que comparta una foto en traje de baño”, indica González.

Mantener privacidad

González comenta si es que no es un problema para los menores compartir las contraseñas de sis redes sociales con sus tutores está bien, pero lo recomendable es no hacerlo ya que “eso significa que pueden entrar cuando quieran, lo que amenaza la privacidad, y lo que como padres queremos no es controlar sino supervisar”. Como decíamos antes, si hay mucho control, “terminará ocultando información, que es justamente lo que no buscamos”.

Por su parte, Soledad Garcés afirma que “si se supone que si el menor tiene redes sociales es porque está en condiciones de usarlas. Soy poco de control parental; si puede usarlas, que las use”.

Tener más panoramas

Hay que recordar que el uso de teléfonos no es la única alternativa para mantener distraídos a los menores, esto es clave para tener una sana relación con las redes sociales, para esto, es importante planificar el tiempo libre, dice Garcés.

“Sentarse y preguntarle qué le gusta. Lo que sea: dibujar, tocar música, leer, cocinar, jugar fútbol, juegos de mesa, etc. Con sus respuestas, llenar el tiempo libre con actividades no digitales, o incluso con algunas de ellas, como ver capítulos de series o alguna película. El tiempo que ocupan en las pantallas es bien vacío en términos de experiencias y son momentos perdidos para desarrollar otras habilidades”, contó.

Saber enseñar

El demostrar que no se debe estar todo el día junto a una pantalla debe ir acompañado de ejemplos, es por esto que los adultos responsables también deben tener una sana relación con las aplicaciones, si esto no sucede “será muy difícil que ellos las apliquen. El niño o niña va a sentir frustración, ya que no se siente escuchado o que las normas no corren para todos”, dijo González.

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