La localidad de Torre Pacheco, en la región de Murcia, España, vive días de alta tensión tras la agresión a un hombre de 68 años, quien denunció haber sido atacado por tres jóvenes magrebíes. La violencia callejera no tardó en escalar: grupos de extrema derecha convocaron a través de redes sociales una “cacería” contra inmigrantes. La policía confirmó nueve detenidos, dos vinculados a la agresión y siete por delitos de odio y desórdenes públicos.
La delegada del Gobierno en Murcia, Mariola Guevara, señaló que entre los arrestados figuran tanto españoles como extranjeros, y aseguró que se investigan los hechos. Mientras, el alcalde de la ciudad, Pedro Ángel Roca, remarcó en TVE que el 30% de la población es inmigrante, con décadas de residencia en España. Pese a reconocer problemas de delincuencia, pidió reforzar la seguridad y rechazó la presencia de grupos radicales: “No estamos pidiendo que venga nadie aquí a ayudarnos”.
Desde la política, las posiciones son tajantes. Vox, liderado por Santiago Abascal, acusó a la inmigración masiva y exigió la expulsión de extranjeros ilegales y legales que cometan delitos. En contraste, el PP pidió condenar toda violencia y criticó los discursos incendiarios. El Gobierno, por su parte, apuntó directamente a Vox. El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, afirmó que sus discursos “buscan la emoción del destinatario” y alimentan la xenofobia.
Mientras tanto, colectivos como la Asociación Marroquí para la Integración de los Inmigrantes denuncian una “gravísima escalada de violencia racista” y acusan años de discursos de odio de haber instalado el miedo en la comunidad.