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Así será el puente colgante más largo del mundo: La obra unirá Sicilia con la península italiana

Con una inversión proyectada de 13.532 millones de euros, la obra busca transformar la conectividad y el desarrollo del sur del país.

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6 Agosto, 2025

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El gobierno de Giorgia Meloni dio luz verde definitiva al proyecto de la construcción del puente colgante más largo del mundo, que unirá la isla de Sicilia con la península italiana a través del estrecho de Mesina.

Con una inversión proyectada de 13.532 millones de euros, la obra busca transformar la conectividad y el desarrollo del sur del país.

El Comité Interministerial para la Planificación Económica y el Desarrollo Sostenible (Cipess) otorgó el visto bueno tras revisar los antecedentes técnicos y financieros presentados por el Ministerio de Infraestructuras y Transportes y las empresas involucradas en el proyecto.

Obra sin precedentes

Por su parte, el ministro de Infraestructuras y viceprimer ministro de Italia, Matteo Salvini, informó que se espera que las obras comiencen entre septiembre y octubre de este año, una vez que el Tribunal de Cuentas otorgue la aprobación final.

En ese sentido, la autoridad calificó el proyecto como una “obra sin precedentes en el mundo” y aseguró que será un  “proyecto de ingeniería fascinante” que acelerará el desarrollo económico para regiones como Calabria y Sicilia.

Características del puente

La estructura tendrá un vano central de 3.300 metros, es decir, una sola sección suspendida de 3.300 metros de largo entre las dos torres principales, lo que lo convertirá en el puente colgante más largo del planeta. Dos torres de 399 metros de altura y cuatro cables gigantes de suspensión sostendrán esta sección.

El tablero, de 60,4 metros de ancho, incluirá tres carriles por sentido, dos vías ferroviarias en el centro y una altura de 72 metros sobre el mar para permitir el paso de grandes embarcaciones.

Una vez terminado, entre 2032 y 2033, según estimaciones, el puente permitirá reducir drásticamente el tiempo de conexión entre Sicilia y la península. Por ejemplo, de las actuales 2 o 3 horas en ferry, a solo 15 minutos por carretera y 10 minutos en tren.

Se espera una capacidad máxima de 6.000 vehículos por hora y 200 trenes diarios.

La construcción estará a cargo del consorcio Eurolink, liderado por la italiana Webuild, con participación de 235 empresas, entre ellas la española Sacyr (22,4%), además de firmas japonesas y danesas.

Conectar Sicilia con el continente

La idea se remonta al año 252 a.C., cuando el cónsul romano Lucio Cecilio Metelo transportó elefantes capturados en guerra sobre balsas unidas por barriles.

Luego, fue impulsada en el segundo mandato de Silvio Berlusconi entre 2001-2006, aunque nunca se concretó. El primer contrato se adjudicó en 2005 por 3.900 millones de euros, pero fue cancelado tras la caída del gobierno. Intentos posteriores también fracasaron, y el costo estimado del proyecto se ha triplicado desde entonces.

Infraestructura estratégica bajo debate

Más allá de su impacto económico, el gobierno de Meloni ha presentado el proyecto como una infraestructura estratégica, clave para la movilidad militar y la seguridad nacional, citando la presencia de bases de la OTAN en el sur del país.

Sin embargo, esta justificación ha sido cuestionada por expertos como Alessandro Marrone, del Instituto de Asuntos Internacionales de Roma, quien sostiene que la prioridad logística de la Alianza Atlántica está más al norte, hacia Europa del Este.

Aun así, el puente promete generar cerca de 120.000 empleos durante su ejecución y movilizar más de 23.000 millones de euros en inversiones.

Resistencias sociales y ambientales

El megaproyecto no está exento de controversias. Organizaciones medioambientales han advertido sobre el impacto en el frágil ecosistema marino del estrecho, y entidades anticorrupción alertan sobre el riesgo de infiltración de mafias como la ‘Ndrangheta y Cosa Nostra. La Dirección Antimafia ha emitido advertencias al respecto y no se descartan acciones judiciales.

En Messina, grupos ciudadanos han organizado protestas ante la posible demolición de barrios completos y la reubicación de la estación de tren local. A pesar de ello, el gobierno insiste en que se trata de una infraestructura de “interés nacional” y parte de las redes transeuropeas de transporte.

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