De Dalí a Picasso
1926 – Salvador Dalí aparece un día en el taller parisino de su admirado Picasso y le anuncia: he venido a verle antes de ir al Louvre. Además, le escribiría desde entonces cartas como esta. En la voz, Bárbara Espejo.
1926 – Salvador Dalí aparece un día en el taller parisino de su admirado Picasso y le anuncia: he venido a verle antes de ir al Louvre. Además, le escribiría desde entonces cartas como esta. En la voz, Bárbara Espejo.
1923 – En la Madrid pre guerra civil, la creatividad más desprejuiciada encuentra lugar en la Residencia de Estudiantes cuando se reúnen y traban amistas Luis Buñuel, salvador Dalí y Federico García Lorca. Desde ese año y hasta la muerte del poeta en 1936, Dalí y García Lorca se dieron cita, se coquetearon, el poeta se enamoró del surrealista, Dalí no del autor de “Poeta en Nueva York”, pero lo quiso como a nadie. En la voz, Bárbara Espejo.
1988- A comienzos de los 80, el genio desmedido sufría parkinson y su cabeza disparatada daba claras señales de demencia senil. Su mujer culpó a los medicamentos por la parálisis de una mano que le impidió seguir trabajando. Gala se enferma también. Muere en 1982. Él se deprime hasta lo indecible, trata de morir deshidratado. Se incendia su colchón un día, es hospitalizado una y otra vez. En noviembre de 1988 lo internan definitivamente. Moriría en enero del año siguiente. Mientras estuvo hospitalizado se registraron episodios severos de esquizofrenia, insultaba y atacaba al cuerpo médico cuando se acercaban a medicarlo, los veía como elefantes, y le escribió un día a Gala. En la voz Bárbara Espejo.
Un catalán excéntrico y una rusa espléndida. El amor entre Salvador Dalí y Gala, y su vida juntos, es uno de los más explosivos, intensos y extravagantes de los que la historia tiene registro.
Un catalán excéntrico y una rusa espléndida. El amor entre Salvador Dalí y Gala, y su vida juntos, es uno de los más explosivos, intensos y extravagantes de los que la historia tiene registro.
Dos artistas que parecen tener poco en común conservaron una amistad que se caracterizó por la colaboración artística y las muestras de afecto.
La mujer que decía ser la hija del famoso pintor, logró que el cuerpo del artista fuera exhumado 28 años después de su muerte.
Los forenses extrajeron muestras de ADN de sus muelas, huesos, uñas y cabello en el marco del juicio de paternidad que lleva María Pilar Abel.