Las claves para entender el conflicto mapuche

Para los expertos, el Plebiscito es una oportunidad porque “ahí está la posibilidad de cambiar las instituciones fundamentales que no están funcionando”.

Durante las últimas semanas el conflicto mapuche ha tomado una gran relevancia, el cual ha estado marcado por el desalojo de los municipios tomados en La Araucanía, ataques incendiarios y huelgas de hambre.

Aún así, esto es un recordatorio de este problema que no ha tenido solución a través de muchos gobiernos y que en los últimos años ha estado marcado por el caso Luchsinger-Mackay y el asesinato de Camilo Catrillanca.

En entrevista con BBC, expertos recogieron cuatro claves para comprender el conflicto entre el pueblo Mapuche y el Estado de Chile:

1.- El origen del Estado

El primer caso tiene relación con la historia y el modelo europeo con el que se creó el Estado chileno.

Este “se construye sobre un ‘ideal’ de homogeneidad que no considera a los pueblos indígenas, olvidando nuestra cultura, nuestra lengua, nuestro sistema de representación. Y así por 200 años”, explicó Verónica Figueroa Huencho, académica mapuche y postdoctorada del Centro para Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Stanford.

“En Chile no hay Estado plurinacional, no hay cumplimiento activo de pactos internacionales, no hay respuesta a derechos específicos ni colectivos, ni participación política para indígenas. No se ceden escaños en el Congreso, no se crea un Ministerio. No hay voluntad de cambiar las estructuras”, sostiene.

A diferencia de Argentina, Ecuador, Perú y otros países de Latinoamérica, Chile no reconoce «pueblos» indígenas, solo «etnias», un concepto que no permite el ejercicio jurídico.

“Hay intereses muy concretos que se escudan en esta idea de un ‘Estado Nacional’ que ya se está abandonando en el mundo. El mundo está lleno de formas distintas de organizar el Estado”, comenta Salvador Millaleo, abogado mapuche y doctor en sociología.

Otra de las dudas que la institución política no ha logrado responder es: con quién negociar.

Isabel Aninat, decana de la Escuela de Derecho de la Universidad Afoldo Ibáñez, ex asesora presidencial en pueblos indígenas y coautora del libro “El pueblo mapuche en el siglo XXI” sostiene que “por eso es tan importante el proyecto de ley del Consejo de Pueblos Indígenas, que es un proyecto de ley parado en el Congreso y que permite una cierta institucionalidad, que no es que las vas a imponer sobre el pueblo mapuche, pero que sí te permite establecer ciertas relaciones de continuidad más allá de los gobiernos que pasen”.

Por otro lado, el reconocimiento constitucional de pueblos indígenas ha ganado terreno.

Según la encuesta Cadem-Plaza Pública de inicios de agosto de 2020, un 93% está a favor de que los Mapuche sean reconocidos en la Constitución y un 73% que deben tener cupos reservados en el Congreso.

2.- Tierras e intereses económicos

Los terrenos pertenecientes a este pueblo han ido menguando desde que se formó el Estado chileno, en muchos casos, esto sucedió a través de prácticas engañosas o poco claras.

Uno de los avances importantes se llevó a cabo con la aprobación de la ley que aborda el problema de la tierra, regularizando terrenos y legislando sobre preservación y subsidios de adquisición, entre otros.

“La cuestión aquí es que todos los gobiernos, todas las campañas y comisiones desde los años 90 hasta ahora, han establecido su propio plan y propuesta, sin una mirada de continuidad”, explica Aninat.

La experta explicó que el conflicto se agrava por la desconfianza sobre promesas incumplidas una y otra vez.

Modelo económico:

“El modelo chileno descansa en la explotación de recursos naturales y buena parte de ellos están en la Araucanía. Cuando tienes una matriz productiva que descansa tanto en los recursos naturales, y esos recursos están tan en pugna como en las demandas indígenas, afectas intereses. Por eso en esta discusión surge con tanta fuerza este otro actor, que es el empresarial”, explicó Verónica Figueroa.

El pueblo Mapuche, más que estar en contra del desarrollo económico solicitan un equilibrio sustentable entre la producción económica y los recursos naturales

“Hay una mirada económica muy de corto plazo”, criticó Salvador Millaleo. “Lo que uno ve en Nueva Zelanda, en Canadá, es que puede haber colaboración y eso puede favorecer a los indígenas cuando las condiciones son equitativas. Hay más bien el apego de la élite a cierta forma de extracción de recursos que no comparte las ganancias con las personas en esos territorios”, agregó.

A pesar de la gran cantidad de recursos naturales en La Araucanía, la región tiene uno de los índices de pobreza más grandes del país.

3.- Falta de dialogo e ignorancia

“Nunca ha habido interculturalidad en Chile —describió Figueroa—. Esta nación sabe de indígenas lo que aprendió en alguna asignatura en el colegio, pero no estamos presentes en nada más. No nos conocen. Los libros escolares tradicionalmente nos han tratado como un grupo de personas que existimos en algún momento en el pasado. Se plantea que no tenemos conocimiento, que no estamos en lógica de modernidad”.

Además recalcó el prejuicio existente, estereotipos y burlas que se dan relacionados a los apellidos y en términos racistas como “se te paró la pluma” cuando alguien se enoja.

“El racismo siempre ha estado presente, porque el país se construye en el siglo XIX en torno a la clase y la raza, y eso se continúa en el siglo XX”, señaló Fernando Pairican, historiador y  postdoctorante del Centro de Estudios Interculturales Indígenas de la Universidad Católica.

“Hoy lo que observas es que hay personas chilenas, descendientes de agricultores, que salen a la calle a combatir a los mapuche con un discurso racial, que a mí me retrotrae a 1880, cuando uno puede leer en la prensa de la época sobre ‘los indios, los indígenas, los bárbaros’. Esa dinámica está presente todavía”, sostuvo.

Aún así, en los últimos años la cantidad de personas que se identifica con el pueblo Mapuche ha crecido en 20% y un 60% apoya la restitución de tierras indígenas, según el Estudio Longitudinal de Relaciones Interculturales del Centro de Estudios Interculturales Indígenas (CIIR).

4. La violencia

Los incidentes ocurridos en Curacautín a fines de julio tienen que ver con la muerte del matrimonio Luchsinger-Mackay (2013) y la huelga de hambre iniciada por el machi Celestino Córdova, único imputado por este crimen.

La tensión en el conflicto también aumentó con la muerte del comunero mapuche Camilo Catrillanca a manos de Carabineros de Chile.

“La violencia lo que hace es que conflictúa toda conversación. En el tema indígena en Chile, siempre hay que ver quién pesa más: si el Ministerio de Desarrollo Social o el Ministerio del Interior (a cargo de la seguridad). La violencia hace que siempre pese más la mirada de Interior, independiente de quién esté en el cargo, reflexionó Aninat.

Además agregó que eso complejiza otros ámbitos en los que se podría avanzar más rápido, el cual fue marcado por la Ley Antiterrorista, la cual generó condenas contra Chile por la Corte Interamericana.

Según la encuesta CIIR, más del 70% de los mapuche rechaza la violencia, no justifica ataques de tipo incendiario ni con armas.

La posible salida

Los expertos destacaron el Plebiscito de octubre como un paso importante y destacaron la cantidad de banderas mapuche presentes en la manifestaciones tras el 18 de octubre.

Millaleo lo visualizó como una promesa: “La del reconocimiento de los sectores más populares chilenos de su origen mapuche, de su orgullo, su valoración. Eso es un paso necesario para construir un vínculo”.

“Los sectores mapuche que creen que vamos a salir de esto solos, afirmándonos como mapuche en contra de los chilenos, y dando la espalda a los chilenos, están profundamente equivocados respecto a la correlación de fuerzas y a los vínculos históricos que han existido”, sostuvo.

Agregó que sobre el camino que abre el proceso constituyente: “Ahí está la posibilidad de cambiar las instituciones fundamentales que no están funcionando, de constituir al país como plurinacional, reconocer los derechos indígenas, empoderar a las regiones para que los chilenos, que no se sienten indígenas, también tengan mejores opciones en la zona sur.”