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La ciencia detrás de por qué es tan difícil concretar algunos propósitos

deporte transición FOTO: Agencia Uno.

Según una investigación publicada por la revista “Behavioural Public Policy” se ha comprobado la razón por la que las personas casi nunca cumplen sus propósitos de Año Nuevo.

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2 Febrero, 2022

Los seres humanos somos buenos para hacer propósitos, sobre todo al inicio de un nuevo año cuando queremos adoptar hábitos como comer más sano o hacer más deporte, pero la mayoría de las veces nos cuesta mucho cumplir esos deseos. ¿Por qué?

Los expertos del comportamiento interpretan esta situación como prueba de un conflicto entre los dos “yo” de un ser humano: Uno planificador (encargado del autocontrol) y uno hacedor (que responde espontáneamente a las tentaciones del momento).

Un equipo de investigadores de las universidades de East Anglia (UEA), Warwick, Cardiff y Lancaster, en el Reino Unido, y de Passau, en Alemania, indagó hasta qué punto los seres humanos se identifican con sus planificadores y sus hacedores y los resultados fueron publicados por la revista “Behavioural Public Policy.

deportes

En esta investigación, descubrieron que, aunque los participantes diferían en la importancia relativa que concedían a la espontaneidad y al autocontrol, en general, las actitudes a favor de la espontaneidad eran casi tan comunes como las actitudes a favor del autocontrol.

En su estudio los autores sostienen que esta justificación pasa por alto la posibilidad que las personas le den un valor a la espontaneidad, así como el autocontrol, y que aprueben sus actitudes flexibles ante los propósitos.

El profesor de economía de la UEA, Robert Sugden, destacó que el mensaje principal de la investigación “no es si los empujones hacia estilos de vida saludables son buenos para la salud o la felicidad de las personas a largo plazo. Se trata de saber si esos empujones pueden justificarse con el argumento de que ayudan a los individuos a superar lo que ellos mismos reconocen como problemas de autocontrol”.

Para que esta idea se utilice como principio rector de las políticas públicas, debemos tener la seguridad de que los individuos quieren que se les ayude de este modo, añade. Nuestros hallazgos sugieren que a menudo la gente puede no quererlo, finalizó el investigador.

Para el coautor del estudio, el académico de la Escuela de Negocios de Warwick, Andrea Isoni, lo principal de la investigación fue comprobar cuándo y dónde los individuos quieren ser ayudados para evitar fallos de autocontrol y que no es tan sencillo como muchos economistas conductuales parecen pensar.

Creemos que nuestros hallazgos apuntan a la importancia de tratar los deseos de espontaneidad como algo que merece la misma atención que los deseos de autocontrol, y sugieren interesantes líneas de investigación futura, destacó.

Según su visón, “una idea que sería útil investigar es si algunos tipos de desviación de los objetivos a largo plazo son vistos como más afirmadores de la espontaneidad que otros. Por ejemplo, descubrimos un contraste entre las actitudes de nuestros encuestados que favorecen la espontaneidad frente a las bebidas azucaradas y los postres de los restaurantes y sus actitudes de autocontrol frente al ejercicio. Romper un propósito orientado a la salud pidiendo una crème brûlée es quizá una forma más positiva de expresar la espontaneidad que no hacer la carrera diaria en un día lluvioso”.

Cabe remarcar que el experimento fue realizado a 240 personas, través de una encuesta en línea.

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