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Tras la muerte de la Reina Isabel II: Príncipe Andrés y Sara Ferguson cuidarán los corgis de la monarca

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Los amados perros de la soberana disfrutaban de una vida de comodidades como chefs de la realeza preparaban con esmero su menú, psicólogos caninos los atendían cuando surgían problemas entre ellos, y tenían su propio calcetín en Navidad donde recibían sus regalos.

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12 Septiembre, 2022

Sin duda que la Reina Isabel II será recordada por mucha cosas, entre ellas, el amor por sus perros corgis.

Tras su la muerte de la monarca, el príncipe Andrés –hijo de Isabel II– y su ex mujer, Sarah Ferguson, se quedarán con los perros corgis de la reina.

Esto fue confirmado por un portavoz del duque de York, que ambos ex cónyuges, que mantienen una muy buena relación pese a su separación, quienes se encarguen de los dos corgis, de nombres Muick y Sandy, según la prensa británica.

Durante el confinamiento por la pandemia del covid-19, Andrés le regaló a su madre un corgi, Muick, y un dorgi (híbrido entre corgi y perro salchicha) llamado Fergus, pero este último murió en mayo de 2021, poco después del deceso del marido de la reina, Felipe de Edimburgo.

Tras esto, las hijas de los duques de York, Beatriz y Eugenia, le regalaron a su abuela otro corgi, Sandy, por su 95 cumpleaños.

La monarca había llamado a Fergus como su tío, muerto en combate durante la Primera Guerra Mundial, y a Muick como uno de los lagos en su residencia veraniega de Balmoral, en Escocia, donde falleció el pasado jueves a los 96 años.

¿Cómo es el cuidado de los perros de la reina Isabel II?

Muick y Fergus han tenido una vida de reyes. Tal como consignó la Revista Hola, dónde estaba la reina, allí estaban sus perros. Vacaciones, viajes, reuniones importantes… A excepción del dormitorio real, porque al parecer sus ronquidos no le dejaban conciliar el sueño.

Los amados perros de la reina Isabel II disfrutaban de una vida de comodidades como: : chefs de la realeza preparaban con esmero su menú, psicólogos caninos los atendían cuando surgían problemas entre ellos, y tenían su propio calcetín en Navidad donde recibían sus regalos.

La pasión de la soberana por los corgis se remonta a sus 7 años, cuando convenció a su padre que le comprara uno. Por aquel entonces, Jorge, duque de York, no era siquiera el heredero de la Corona y la familia vivía una vida tranquila y acomodada en una casa del centro de Londres.

La mayoría de los más de 30 perros que la monarca tuvo en su vida eran de la raza autóctona corgi galés de Pembroke.

 

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