Experto plantea que las nuevas generaciones de hombres son “inviables emocional y económicamente”

Según el experto, los indicadores son alarmantes: “Tienen cuatro veces más probabilidades de suicidarse, tres veces más de caer en adicciones y doce veces más de ser encarcelados”, afirmó.
En entrevista con BBC, el académico de la Universidad de Nueva York, Scott Galloway, dio a conocer que la nueva generación de hombres está quedando atrás en múltiples ámbitos como rendimiento académico, depresión, inestabilidad económica, entre otros.
Según el experto, los indicadores son alarmantes: “Tienen cuatro veces más probabilidades de suicidarse, tres veces más de caer en adicciones y doce veces más de ser encarcelados”, afirmó.
Un ejemplo concreto de esta brecha es que los hombres de 30 años no alcanzan el mismo nivel económico que sus padres a esa edad. Además, en muchos centros urbanos, las mujeres menores de 30 ya superan en ingresos a sus pares masculinos.
Según el académico, la soledad afecta a ambos géneros, pero sus consecuencias son especialmente severas en los hombres, quienes suelen replegarse en mundos virtuales, consumo de pornografía o el aislamiento social.
“Estamos ante un grupo de hombres jóvenes inviables emocional y económicamente”, señaló.
Relaciones de pareja
Esta desventaja también se manifiesta en las relaciones de pareja. Galloway destaca un desequilibrio creciente, lo que ha provocado que muchas mujeres opten por parejas mayores, percibidas como más estables, debido a que sus pares varones no logran acompañar su desarrollo.
“La contribución del hombre a la relación, en general, no ha seguido el ritmo de aumento de la contribución de la mujer”, señaló.
Redefiniendo la masculinidad
Frente a esta situación, Galloway propone reconstruir una identidad masculina basada en tres pilares: ser proveedor, protector y procreador.
Ser proveedor no significa necesariamente ser el principal sostén económico, sino asumir responsabilidades dentro del hogar, incluyendo apoyar las ambiciones profesionales de la pareja.
El rol de protector implica una ética de cuidado y defensa, no solo física, sino también ética, de los más vulnerables.
Finalmente, el rol de procreador apunta a cultivar vínculos afectivos duraderos y encontrar sentido en la formación de una familia.
“El objetivo es que puedas establecer relaciones profundas y significativas. Y la mayoría de la gente diría que las relaciones más profundas y significativas que tienen son las que se han forjado al encontrar pareja y tener sus hijos”, comentó.
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