“¿Quieres esquiar este verano? Ve a Sudamérica”, titula The New York Times. El reportaje invita a los esquiadores del hemisferio norte a cambiar el calor por la nieve de Chile y Argentina. Los centros de Ski andinos ofrecen terreno sobre la línea de árboles, paisajes imponentes y la sensación de un entorno salvaje.
Además, la experiencia suma el atractivo cultural y gastronómico. “El aspecto cultural es atractivo, incluida la comida”, comentó David Owen, fundador de PowderQuest. El après-ski destaca por el pisco sour, los vinos locales y las fiestas hasta la madrugada.
Portillo: tradición e intimidad en la nieve chilena
Portillo, el centro más antiguo de Chile, ofrece una experiencia íntima y de alto nivel. Su capacidad controlada y pistas exclusivas como el Super C o el heliesquí (fuera de pista) frente al Aconcagua lo convierten en un clásico.
“Estamos todos en el mismo hotel, bailando en el mismo bar y pasando el rato con personas afines que aman esquiar por encima de todo”, dijo Kim Reichhelm, esquiadora profesional.
Valle Nevado y La Parva: nieve y vida social
A solo dos horas de Santiago, Valle Nevado y La Parva ofrecen más de 2000 hectáreas esquiables. Propiedad del grupo Mountain Capital Partners, las estaciones mezclan pistas para todos los niveles y un ambiente social único. En Valle Nevado, el après-ski brilla con jacuzzis al aire libre, terrazas y discotecas. La Parva, de estilo más europeo, inauguró esta temporada un restaurante francés.
Las Leñas: aventura en la nieve argentina
En Mendoza, Las Leñas es sinónimo de desafío y freeride. Sus cuencas, canales estrechos y pendientes extremas atraen a esquiadores avanzados. Además, suma experiencias como el cat-skiing y un après-ski que comienza pasado la medianoche.
Catedral Alta Patagonia: la combinación perfecta
En Bariloche, Catedral Alta Patagonia mezcla esquí entre bosques, naturaleza y acceso a la ciudad. Con 58 pistas y vistas al lago Nahuel Huapi, ha renovado sus remontes y mantiene su encanto europeo.