El ritual latinoamericano de los quince años está cruzando el Atlántico. Según un estudio publicado por El País, adolescentes españolas están adoptando con entusiasmo esta celebración típica de países como México, Colombia o Paraguay. El fenómeno se ha vuelto visible en parques como El Retiro, donde cada fin de semana se realizan sesiones fotográficas con jóvenes vestidas como princesas, acompañadas de chambelanes y guiadas por orgullosos padres.
María Carolina Triviño, directora de Seremos Latinas, afirma que “cada año las niñas piden cosas más elaboradas… vinieron a una fiesta de 15 como invitadas de sus amigas latinas y se encapricharon”. En su empresa, más de un tercio de los eventos actuales son para españolas.
El auge ha impulsado también el negocio. Sergio Saavedra, fundador de Quince Pic Vestidos, comenzó alquilando vestidos en casa y hoy cuenta con más de 70 modelos y tiendas en varias ciudades. “Los padres españoles no entienden nada, pero sus hijas lo tienen claro: quieren fotos de 15”, comenta.
La celebración, que simboliza el paso a la vida adulta, ha dejado de ser una tradición migrante. Ahora es también una forma de integración cultural y pertenencia. Como señala Pablo Nieto, cofundador de Vestidos 15, “la fiesta se ha vuelto un puente. Las niñas latinas no quieren renunciar a lo suyo y las españolas no quieren quedarse fuera”. Así, lo que comenzó como una costumbre traída por las familias migrantes, hoy representa una experiencia compartida que traspasa orígenes y fronteras.