Así funciona la elección presidencial en Estados Unidos

Esta noche el nuevo presidente será Hillary Clinton o Donald Trump.

Una elección a destiempo y por estado son las principales características que hacen especial la votación presidencial en Estados Unidos, que esta vez guarda un incierto escenario por las preferencias entre la candidata demócrata Hillary Clinton, y el republicano Donald Trump.

Este martes 8 de noviembre se cumple el plazo para que los ciudadanos estadounidenses emitan su voto. Ese mismo día comenzará el conteo. Pero recién en el mes de diciembre el presidente y el vicepresidente de los Estados Unidos serán elegidos por el voto de sólo 538 ciudadanos llamados “los electores” del Colegio Electoral.

Quiénes votan

Ciudadanos estadounidenses mayores de 18 años y que cumplan requisitos de residencia. La votación es organizada por cada estado, que puede poner sus propias normas extra. Los plazos de inscripción para votar varían por estado: terminan desde 30 días antes de la elección hasta el mismo día.

Existen tres tipos de votos

1.- Papeleta: estos votos son impresos y se marcan de forma manual, como en Chile. Cada localidad diseña su propia papeleta, sin que haya formatos nacionales. La única exigencia federal es que estén en varios idiomas.

2.- Voto electrónico: hay máquinas donde los electores marcan su voto. Los administradores electorales de cada estado eligen la máquina.

3.- Voto anticipado: Se creó pensando en las personas que estarían ausentes el día de la elección, pero con el tiempo se extendió en varios estados y ahora siete lo tienen habilitado: Wisconsin, Minnesota, Michigan, Pensilvania, Nueva York, Connecticut y Mississippi. En estos se puede votar hasta con tres semanas de anticipación.

La opción de retractarse

Los siete estados donde existe el voto anticipado dan la opción de “retractarse”, permitiendo votar de nuevo. Sólo el último voto emitido cuenta.

Conteo de votos

Todos los votos, anticipados o no, se cuentan el día de la elección: 8 de noviembre.

Los electores

En Estados Unidos existe la elección indirecta a través de un Colegio Electoral formado por 538 electores = 100 senadores + 435 congresistas + 3 delegados de la capital, Washington D.C. que no tiene senadores. Por lo tanto los ciudadanos acuden a votar por el elector que mejor represente su voto.

De esta manera , si un ciudadano deposita su papeleta por el candidato del partido republicano, realmente esta persona está ordenando al “elector” de su estado para que vote por ese candidato en la reunión de electores en el Colegio Electoral, lo mismo en el caso demócrata. Es decir, quien gane el voto popular en un determinado estado, conseguirá el respaldo de “los electores” y, por tanto, los votos estatales a ese candidato y su partido.

Todos los estados, salvo dos, entregan el total de sus votos electorales al candidato ganador en la zona. Maine y Nebraska son las excepciones: entregan 2 delegados al ganador y luego cada distrito entrega uno a quien triunfe ahí.

El sistema se llama Winner takes all. Sólo esos dos estados los reparten de forma proporcional y por distritos. Los estados con más compromisarios son California (55), Texas (38), Florida y Nueva York (29), Pensilvania e Illinois (20) y Ohio (18)

La votación final

El lunes después del segundo miércoles de diciembre, los representantes de cada estado se reúnen con el parlamento estatal y emiten oficialmente su voto. Si bien en teoría un delegado podría “traicionar” el voto popular, esto nunca ha ocurrido. Los votos son enviados al Senado, que los cuenta en una sesión el 6 de enero. Ese día se declara un ganador, que será investido el 20 de enero.

 

Qué pasa si no hay mayoría

Han ganado candidatos sin tener la mayoría. La piedra de tope es cuando ninguno de los candidatos obtiene más de 270 votos electorales. En ese caso, la Duodécima Enmienda a la Constitución entra a regir y el Congreso decide quien será el nuevo presidente. La combinación de congresistas de cada estado tiene derecho a un voto por estado y una mayoría simple de estados da un ganador.