Gabriela Medrano sobre enseñar arquitectura: Enseñabamos a “hacer arquitectura con otros materiales”

“La vida cambia y creo que es algo que nos va a pasar a todos, y dependiendo de cómo uno lo lea y lo entienda, es como la vida va enriqueciendo y abriendo nuevos caminos”, señaló la arquitecta, Gabriela Medrano.
La arquitecta Gabriela Medrano, reconocida por su trabajo con materiales no convencionales y su enfoque experimental en la enseñanza, conversó sobre sus aprendizajes en la disciplina, el legado que marcó su trayectoria y las razones que la llevaron a tomar un nuevo rumbo en su vida.
Medrano se refirió a la enseñanza universitaria con materiales no convencionales: “Tratábamos de hacer acciones con lo mínimo y enseñarle a estudiantes cómo se podía hacer arquitectura con otros materiales.”
Respecto al legado de Romelio, de quien ella es su aprendiz y de quien heredará su legado porque ninguno de sus hijos está interesado en su rubro: “Me enseñó que lo primero, cuando uno se aproximaba, era hacer una herida, que es como marcar una silueta que en nuestro caso eran unos círculos. Ahí sacábamos la tierra para hacer los tapiales y luego construíamos en ese espacio; le poníamos agua y se convertían en espejos de agua.”
Además, sobre su decisión de dejar la arquitectura: “La vida cambia y creo que es algo que nos va a pasar a todos, y dependiendo de cómo uno lo lea y lo entienda, es como la vida va enriqueciendo y abriendo nuevos caminos.“
Asimismo, Medrano relató lo ocurrido en 2019, cuando viajó con su pareja, el artista chileno José Zegers, al Festival de la Lengua en Córdoba. Ambos llevaron una obra que consistía en un parlante que reproducía los derechos humanos en lenguaje inclusivo, pero un malentendido con la batería del dispositivo cambió por completo la experiencia.
Según recordó, “tiene que ver con que en ese momento estábamos entendiendo cuáles eran las cosas que, como ciudadanos, podíamos echar mano para poder aportar y visibilizar todas las cosas que estaban pasando, entonces teníamos este parlante”. La invitación vino desde la Facultad de Filosofía de la Universidad de Córdoba al congreso de la lengua española. Allí llevaron el parlante, que funcionaba con una batería similar a la de una motocicleta, imposible de trasladar en avión. “En Córdoba nuestros amigos nos entregaron esa batería para que nuestro parlante funcionara y cuando nosotros nos íbamos de Córdoba, que íbamos a Buenos Aires y pasaríamos un día allá, en ese momento dejamos la batería en el hotel porque no la podíamos llevar”.
Esa decisión, explicó, fue malinterpretada: “eso, mezclado con cosas que son completamente domésticas y sin ninguna importancia, gatillaron a que las personas del hotel miraran esta batería y alertaran a un departamento de la policía para que fueran a analizarla”. El hallazgo derivó en un amplio operativo policial. “En ese momento se gatilla todo un operativo en el entendido que esto podía ser una bomba, que en ningún caso era, y cuando la vieron entendieron que no. Y ahí se genera todo un hilo que hace que nosotros estuviésemos acusados de terrorismo, detenidos, desaparecidos por dos días, encarcelados en Argentina y todo esto en el contexto de que es un caso político”.
Medrano explicó que incluso se difundió información falsa a través de la prensa: “La policía le mandó a un periodista una noticia y él la publica en la que decían que éramos terroristas de una célula mapuche e iraní y que íbamos a poner una bomba. Ahí mis amigos saben qué es lo que estaba pasando”. Tras diez días de incertidumbre, lograron recuperar la libertad gracias a la ayuda de amigos que comenzaron a buscarlos y dar a conocer su situación.
Hoy, la arquitecta observa ese episodio desde otra perspectiva, integrándolo en su camino académico: “me interesa poder mostrar mis reflexiones en la academia y después de eso pasó lo del personal y la investigación que estoy haciendo para un doctorado”.
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