¿Cómo era Irán antes de que se instalara el islamismo?

El país era un lugar muy distinto, que avanzaba hacia la modernización, con mujeres en el parlamento, moda occidental en las calles de Teherán y un acelerado desarrollo económico.
Mucho antes de que la Revolución Islámica de 1979 transformara radicalmente la vida en Irán, el país era un lugar muy distinto, que avanzaba hacia la modernización, con mujeres en el parlamento, moda occidental en las calles de Teherán y un acelerado desarrollo económico.
A la cabeza de esa era estaba Mohammad Reza Pahlaví, el último sha de Irán, junto a su esposa Farah Diba Pahlaví, la primera emperatriz coronada del país, que lo acompañó en la llamada Revolución Blanca, un ambicioso plan de reformas que impulsó la redistribución agraria, la expansión de la educación y la ampliación de los derechos de las mujeres, incluido el sufragio y la posibilidad de acceder a cargos parlamentarios.
Irán antes de la revolución
Según informo Business Insider, durante el régimen del Mohammad Reza Pahlaví, la economía y las oportunidades educativas de Irán se expandieron, ya que impulsó al país a adoptar una modernización secular de orientación occidental, lo que permitió cierto grado de libertad cultural.
“Antes de 1979, había discotecas y locales de entretenimiento y la gente era libre de socializar como quisiera”, comentó la periodista iraní Feranak Amidi, a BBC Mundo.
Asimismo, la presentadora iraní-británica del servicio persa de la BBC, señaló que “Irán era un país liberal. A las mujeres se les permitía vestir lo que querían”.
A pesar de los avances sociales, el régimen del sha fue también una autocracia cerrada a la disidencia, con una creciente represión interna y una élite real que vivía en la opulencia, desconectada del malestar de amplios sectores de la sociedad. La falta de libertades políticas, la corrupción y la percepción de una pérdida de identidad cultural alimentaron el descontento.
“A los iraníes más jóvenes no les importó la prohibición del hiyab; a los miembros de mayor edad les costó mucho más integrarse. La opresión que sentía la gente propició el surgimiento de líderes que exigieron el retorno a los valores tradicionales y, finalmente, condujo a la Revolución de 1979″, afirmó International Policy Digest.
Revolución Islámica de 1979
Ese malestar desembocó en la Revolución Islámica de 1979, liderada por el ayatolá Ruhollah Jomeini, quien desde el exilio en París supo aglutinar a conservadores religiosos, estudiantes y hasta sectores de izquierda bajo la promesa de devolverle al país sus raíces.
El sha y su familia debieron abandonar Irán bajo amenaza de muerte. Desde entonces, Farah vive en el exilio, repartiendo sus días entre París y Washington.
Hoy, a sus 86 años, Farah Diba conserva viva la memoria de aquella otra Irán. Encabeza una fundación cultural y recibe mensajes de afecto de compatriotas que la reconocen como símbolo de un tiempo perdido.
“Todavía espero que los ayatolás caigan y el pueblo sea libre”, ha dicho recientemente.
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