Sistema de alerta deficientes, falta de infraestructura y despidos masivos: Las problemáticas que salieron a la luz luego de la inundación en Texas

En medio del luto en Texas, las críticas apuntan al funcionamiento y capacidad del Servicio Meteorológico Nacional (NWS), agencia dependiente de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica.
Durante el pasado jueves y viernes fuertes tormentas azotaron Texas, dejando al menos 95 fallecidos y decenas de desaparecidos. Frente a esto, la falta de sistemas de alerta, la escasez de personal en el Servicio Meteorológico Nacional y los recortes federales han sido duramente cuestionados.
Las lluvias provocaron el desbordamiento del río Guadalupe y sorprendieron a miles de residentes, de hecho, en apenas dos horas, el agua subió más de nueve metros, atrapando a familias en sus casas y destruyendo campamentos de verano a lo largo del cauce.
Entre las víctimas, se confirmó la muerte de al menos 27 niñas y monitoras del Camp Mystic, un campamento cristiano afectado por la crecida.
Críticas a los sistemas de alerta
En medio del luto, las críticas apuntan al funcionamiento y capacidad del Servicio Meteorológico Nacional (NWS), agencia dependiente de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), una de las más golpeadas por los recortes de la administración del presidente Donald Trump.
La falta de pronósticos certeros y de alertas oportunas ha encendido un debate urgente sobre la preparación ante desastres naturales en un contexto de crisis climática.
Por su parte, Nim Kidd, jefe de la División de Gestión de Emergencias de Texas, señaló que “la previsión inicial recibida el miércoles del Servicio Meteorológico Nacional pronosticaba precipitaciones entre 75 y 150 milímetros en el valle del Concho y entre 100 y 200 milímetros en la región de las colinas. La cantidad de lluvia que finalmente cayó en esa zona en concreto fue irrelevante”.
Asimismo, el funcionario municipal de Kerrville, Dalton Rice dijo que “las previsiones eran claramente erróneas y que la lluvia que había caído fue el doble de lo previsto. Esto llegó “al nivel de una inundación de 100 años“, agregó.
Un ejemplo de lo anterior fue lo ocurrido en el condado de Kerr, donde se registró la mayor cantidad de muertes. Este lugar, no contaba con un sistema local de alerta de inundaciones.
Rob Kelly, juez del condado, justificó la ausencia por los altos costos y la negativa de los contribuyentes a financiarlo. “Los contribuyentes no lo pagarán”, afirmó.
Falta de infraestructura
Ocho años antes, tras otra gran inundación en la misma región, las autoridades discutieron implementar medidas como sirenas y medidores de nivel de agua, pero hubo poco avance.
El sistema de comunicación oral entre campamentos río arriba y río abajo, que funcionó durante décadas, esta vez no fue suficiente. Las alertas de texto que debían advertir del peligro llegaron tarde o fueron ignoradas.
Además, según el sindicato de empleados del servicio meteorológico, en la oficina de San Angelo, que cubre parte de las zonas afectadas, faltaban un hidrólogo senior, un pronosticador y un meteorólogo a cargo. En San Antonio, otras vacantes incluían un meteorólogo coordinador de alertas, cuyo puesto quedó vacío tras una jubilación anticipada impulsada por la Casa Blanca.
El líder demócrata del Senado, Chuck Schumer, ha solicitado una investigación formal sobre estas vacantes y la posible responsabilidad del gobierno federal en la tragedia. En una carta al inspector general interino del Departamento de Comercio, Schumer exige esclarecer cómo los recortes y la falta de personal pudieron haber incidido en la falta de preparación.
Mientras tanto, en medio de las críticas por sus decisiones presupuestarias y su escepticismo declarado frente al cambio climático, el presidente Trump prepara una visita a Texas este viernes.
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