Lord Byron y el amor incansable y fugaz
Entre esa hermosura cautivadora y su corazón inspirado y encendido, el poeta inglés vivió audazmente, jamás rechazó una aventura y amó todo lo que pudo, con toda la tragedia propia de su estilo
Entre esa hermosura cautivadora y su corazón inspirado y encendido, el poeta inglés vivió audazmente, jamás rechazó una aventura y amó todo lo que pudo, con toda la tragedia propia de su estilo
La conquistó con su simpatía y quedó prendada de él por su estilo, misterio y elegancia. Pero eso sería después, porque ella no respondió inmediatamente a los encantos de Julio, de hecho él tuvo que poner en marcha un plan de ataque bien estudiado.
La suerte a veces entrega extraños compañeros de cama y la mala fortuna le cayó a Catalina la grande, emperatriz rusa del más encendido espíritu, cuando la primera noche con su marido, el gran duque Pedro, se acostó con las botas puestas, jugó con sus colecciones y le enumeró a sus amantes.
Lo que empezó como un amor a primera vista y siguió como un romance adolescente, se convirtió al final en una de las familias más influyentes de un poderoso país.
Se lanzaron ambos a la aventura de su amor esperando de él lo mismo que esperaban de su arte: llegar a los límites de lo posible, hasta lo insospechado, el poder de la música, Cage, la capacidad del cuerpo, Cunningham, la pasión y la complicidad, ambos.
El James Dean francés era arrogante y arrojado, “lo quise para mi, nunca me sentí tan posesiva. Temblaba cada vez que lo veía”, recuerda Nico. Claro, la preciosa cantante, modelo y actriz se obsesionó con la estrella de cine.
Lo de los dos bellos de entonces no fue un encuentro sexual de una noche. Ella se enamoró de Morrison, al nivel de que, como él tenía fijación confesa por las colorinas, Nico pintó su pálido y lánguido pelo rubio de rojo.
Los dos aristócratas rusos expatriados eran sinestésicos, un extraño desorden neurológico que hace, a quienes los padecen, identificar sonidos en lo que ven e imágenes en los sonidos poner un sentido sobre el otro
Él se enamoró de súbito y le escribió una sentida carta en que le pedía matrimonio. Ella corrió escaleras abajo para decirle que sí.
Amores pasajeros, cócteles de más, la mujer fotografiada 60 mil veces antes de dejar el cine a sus 40 años, decidió encerrarse en su casa con 70 gatos, una decena de perros, algunas cabras y un burro.