El 76% de los chilenos justifica que golpeen a un “delincuente” que acaba de cometer un asalto

La investigación fue realizada por el Centro de Estudios de Conflictos y Cohesión Social y refleja qué tanto y en qué contexto los chilenos aceptan la violencia.

El fin de semana Cristián Espinoza fue golpeado en un bus del Transantiago luego de que una señora lo acusara de intentar robar su celular. Posteriormente falleció.

El fiscal del caso dijo que la detención ciudadana se ajustó al derecho, pero está a la espera a que el Servicio Médico Legal se pronuncie sobre las razones de muerte del supuesto delincuente.

El Centro de Estudios de Conflictos y Cohesión Social (Coes) publicará esta jornada un trabajo que forma parte de una investigación mayor llamada: Estudio Longitudinal Social de Chile, que consiste en una entrevista anual a 3 mil chilenos durante una década.

El documento analiza los escenarios en que los chilenos justifican la violencia y la intensidad de esta.

En el caso de las detenciones ciudadanas, el 76% de los ciudadanos justifica que “golpeen a un ‘delincuente’ que acaba de cometer un asalto”. La opinión es transversal en todas las clases sociales y en todos los sectores políticos. El porcentaje es especialmente alto en aquellos que se identifican con la derecha (81%).

En entrevista con La Tercera, el profesor de psicología de la U. Católica e investigador del Coes, Héctor Carvacho, explicó que este fenómeno se debe a la sensación de inseguridad de la población y de la crisis de confianza en las instituciones.

“En Chile los niveles de inseguridad son muy altos y no tienen correlato con los niveles objetivos de seguridad, que en el contexto internacional es bastante bueno. Además, estamos pasando por una crisis de las instituciones que también favorece la aprobación de modos ‘alternativos’ de resolver los conflictos”, plantea.

Violencia Laboral

En el ámbito del trabajo la encuesta arrojó que un 49% piensa que es muy o extremadamente violento que “un empleador le grite a su empleado por un trabajo mal hecho”. Pero, al mismo tiempo, un 51% no lo considera tan grave. 

“Que hoy casi la mitad de la gente considere violento que un jefe le grite es probablemente un avance respecto a la cultura laboral que predominó durante el siglo pasado, pero también nos muestra que hay un largo camino por recorrer para que el rechazo a este tipo de expresiones de violencia sea generalizado”, explica Carvacho.

Según el psicólogo los derechos laborales han sido logros alcanzados por los trabajadores a lo largo del Siglo XX, donde formas brutales de violencia eran parte del día a día.

Violencia Familiar

Un 38% de los encuestados considera que es extremadamente violento que “una madre le pegue una palmada a su hijo pequeño porque rompió un vaso que tenía prohibido tocar”. Sin embargo, hay un porcentaje alto que no lo considera un acto tan agresivo.

“Que aún haya quienes admitan esto como un método es una muestra que a pesar de que la sociedad alcance consensos sobre los límites de la violencia, en este caso hacia los menores, todavía hay mucho que hacer para que estos estándares sean interiorizados y defendidos por todos”, advierte Carvacho.

El experto explica que los chilenos justifican más la violencia cuando se comete al interior del hogar.

“Esto podría estar relacionado con el hecho de que la violencia que tiene lugar en el ámbito familiar puede percibirse como más privada, donde las relaciones de poder entre los individuos están más socialmente aceptadas. Es decir, que la madre tiene derecho a darle una palmada a su hijo si lo considera oportuno, pues tiene poder sobre él. Sin embargo, el poder que surge de la relación jerárquica entre un empleador y un empleado no debe ir más allá de la relación profesional, por lo que un acto violento sería poco apropiado”, dice el investigador.

En relación a la violencia contra la mujer un 9% justifica que “el marido abofetee a su mujer por una pelea que ella comenzó”. Es en la clase social baja donde esta justificación es más fuerte llegando a un 18%.

Si bien son los hombres los que más toleran este tipo de actos (11%), un 8% de las mujeres también los consienten.