La alerta por la hambruna en Gaza

Mientras se agotan las reservas acumuladas durante la última tregua, la cual fue rota por Israel el pasado 18 de marzo, y los comedores comunitarios enfrentan el cierre inminente, la vida de 2,2 millones de palestinos está en peligro.

Tras la decisión del Gobierno de Benjamin Netanyahu de bloquear la entrada de camiones con alimentos, agua, remedios y combustible a la Franja de Gaza, las organizaciones humanitarias alertan sobre un colapso inminente y miles de muertes si no se restablece de inmediato la ayuda.

Mientras se agotan las reservas acumuladas durante la última tregua, la cual fue rota por Israel el pasado 18 de marzo, y los comedores comunitarios enfrentan el cierre inminente, la vida de 2,2 millones de palestinos está en peligro.

Comedores comunitarios

Por su parte, el director de la red de oenegés (PNGO) en Gaza, Amjad Shawa, mencionó que decenas de comedores comunitarios ya han tenido que cerrar y otros han sido atacados. “Tenemos entre 70 y 80 comedores comunitarios y se espera que la mayoría cierren en menos de una semana, en cinco o seis días como máximo”. 

Vivimos al día y lo que estamos viendo es cómo se ha orquestado sistemáticamente la hambruna como un castigo colectivo contra los palestinos”, agregó.

Según cifras de Naciones Unidas, alrededor del 80% de la población depende hoy de los comedores comunitarios, pero al menos una treintena ya han cerrado y otros podrían hacerlo en los próximos días por falta de alimentos.

Malnutrición

Desde enero, la Oficina de Asuntos Humanitarios de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha identificado 10.000 casos de malnutrición aguda en niños, de los cuales 1.600 son graves.

Además, Unicef informa que la cifra total de menores afectados por diferentes grados de desnutrición aumentó a 60.000. Asimismo, desde octubre, al menos 57 personas, en su mayoría niños, han muerto por inanición, según el Ministerio de Salud de Gaza.

Shuruq Gamal, madre de siete hijos desplazada por los bombardeos, afirma que su familia sobrevive “a base de comida enlatada, que es peor que mala, y muy cara”. 

“No tenemos dinero suficiente para comprar verduras, frutas o suplementos nutricionales”, explica la mujer. Su hija Rahaf, de 12 años, padece una enfermedad sin diagnóstico, agravada por la falta total de suplementos, medicamentos y atención médica.

“Rahaf está en peligro –insiste Shuruq sobre su hija de 12 años–. Si no la ayudan, morirá”, enfatiza.

Por otra parte, Abdul Hamid Khadir, refugiado en una escuela bombardeada en el norte de Gaza, vive con su hijo Hammam, de 10 años, enfermo de fibrosis quística. “Ya no hay medicinas, ni siquiera una pastilla entra a Gaza. No hay alimentos, y los hospitales están en ruinas”, señala.

No se trata solo de un corte en la cadena de suministro”

Además de impedir la entrada de ayuda, Israel ha intensificado ataques sobre infraestructura agrícola, zonas de pesca, maquinaria pesada, fuentes de energía y campamentos de desplazados.

No se trata solo de un corte en la cadena de suministro, sino de una campaña más amplia para convertir Gaza en inhabitable”, denuncia Gavin Kelleher, del Consejo Noruego para los Refugiados.

Los mercados, desabastecidos, ofrecen productos a precios inalcanzables, por ejemplo, un saco de harina cuesta hasta 350 dólares. Además, la población cocina quemando basura, plásticos y libros, generando una alarmante contaminación y enfermedades respiratorias.

Ante la desesperación, también se reportan saqueos de almacenes. Para Kelleher, son la consecuencia del colapso del orden público en una población empujada al límite de la supervivencia.

La ONU, la OMS y Amnistía Internacional coinciden en que el bloqueo constituye un “castigo colectivo cruel” y, posiblemente, un “acto genocida”. El director de la OMS, Michael Ryan, lo calificó de “abominación” y advirtió: “Somos cómplices de quebrar los cuerpos y las mentes de los niños de Gaza”.

Mientras tanto, desde los hospitales, las escuelas-refugio y los campamentos improvisados, las familias gazatíes hacen un último llamado al mundo.

Najwa Imad Aram, madre de Suwar, subraya a France 24 que su hija “está desnutrida” y que la leche de fórmula que necesita “no está disponible debido al bloqueo”.

“La gente en Gaza ahora mismo está viviendo lo peor desde el comienzo de este genocidio”, agregó.